• 19 de Mayo del 2024

Arturo Prado Lima, poeta colombiano: Así éramos antes de ser quien somos

 

 

 

Arturo Prado Lima, poeta colombiano: Así éramos antes de ser quien somos

 

 

 

Arturo Prado Lima*

Poeta colombiano

     I

Generaciones de asesinos

venían todas las tardes a crucificar sus cristos

en la memoria de los genes.

A veces se ahorcaban con el cordón umbilical

y la tierra florecía,

los agricultores de soles cosechaban su luz

y se sentaban a cenar con sus vástagos ardiendo.

Los trasatlánticos cruzaban los océanos.

La sustancia del tiempo vivía en tu ombligo

desde que yo te recuerdo.

Vastas embarcaciones se movían

llevando semillas de un continente a otro.

Los prisioneros escapaban de sus cuerpos

y llegaban al lado oscuro de la luz.

Eran tímidos instantes. Nada más.

La respiración perseguía a la inspiración

a lo largo de los milenios que vagaban por tus huesos

después de un suspiro razonable.

El mundo tenía prisa, vida.

Los instantes no cesarán jamás.

 

 II

Así éramos antes de ser quien somos.

Fantasmas iracundos

venían por las noches a matar los recuerdos

de lo que nunca fuimos.

Inmensos cementerios

Se escondían debajo de la niña de los ojos.

Ahora vivimos con los recuerdos

que escaparon a esos objetivos militares múltiples.

Vivimos en la vieja Europa del sálvese quien pueda.

Ocupamos a veces

las vastas rutas de trenes memoriales.

De Lisboa a Madrid hay una larga siesta.

De Praga a Berlín, el Volga ocupa las arterias.

De París a El Cairo los artesanos tejen redes

para atrapar y quedarse con un pedacito

de la Primavera Árabe.

Czestaw Miltose ha venido a Roma:

en Polonia casi olvidan el terror

de los soldados alemanes, dice.

Así somos.

En mi país los padres entierran a sus hijos.

Del otro lado del mar alguien nos recuerda.

Incluso los abuelos a los nietos.

La guerra impone su religión y sus aldabas.

     

 III

Doblo el filo de tu falda. Tú no dices nada.

Doblo la tarde aquella

Y la guardo en un bolsillo.

A veces también la fe usa sus puñales

Y hay puñales hechos de pura fe.

Doblo un poco más tu falda y te miro:

Es imperativo mudarnos a una fe menos fugaz.

A partir de entonces todo será más dulce.

         

IV

Hice un montoncito de leña

Con mis viejos huesos.

En el sur de tus labios encendí

La hoguera.

En las llamas azules

Puse a secar el silencio

Y la redondez de la misma llovizna

Que caía en nuestros cuerpos

 Antes de encender la hoguera.

 

V

En medio de los ejércitos

Una Eva desnuda muerde la manzana

Y calla.

Huele a virgen y la distancia se rompe.

Se rompe el pesimismo de las tropas

y en seguida la soledad se rearma

Y los vencidos recogen su victoria,

las nostalgias de Eva,

el hambre de la manzana.

Miguel Hernández

Salta de un hueso a otro:

Eva ha estallado en sus carnes.

 

***

 

 

Arturo Prado Lima*

Poeta colombiano