EL PASO, Texas — En una decisión que marca un nuevo capítulo en la política migratoria de Estados Unidos, el Departamento de Defensa anunció el jueves la activación de una segunda zona militar en la frontera con México.
El tramo, vinculado a Fort Bliss, se une al área previamente establecida en Nuevo México, consolidando un modelo en el que el Ejército tiene facultades de detención inicial. Esta estrategia busca frenar cruces ilegales y ofrecer apoyo directo a la Patrulla Fronteriza.
El general Gregory Guillot indicó que esta expansión permitirá una mayor efectividad operativa:
“Con esta segunda zona, extendemos nuestras capacidades para contener actividades ilegales en la frontera sur”.
Según Associated Press, la nueva designación da pie a la intervención militar directa, superando obstáculos legales como la ley de 1878 que impide la participación de tropas en asuntos civiles. Ahora, quienes crucen por estas áreas enfrentan cargos federales, como entrada ilegal e invasión de una base militar.
En Nuevo México, ya se han presentado acusaciones formales contra migrantes por ingresar a la zona protegida, parte de un tramo de 170 millas bajo supervisión del Ejército. No se ha detallado aún el tamaño de la franja texana.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, fue claro en su mensaje:
“Será interceptado por tropas estadounidenses y la Patrulla Fronteriza quien entre en esta zona”.
Esta medida se alinea con el despliegue militar ordenado durante la administración de Donald Trump, en momentos en que las detenciones fronterizas han descendido a su nivel más bajo en décadas.
