El asesinato de Charlie Kirk dio un giro determinante tras la declaración del gobernador de Utah, Spencer Cox, quien confirmó que el FBI identificó a Tyler Robinson, de 22 años, como el sospechoso principal. Con tono categórico, Cox afirmó: “Lo tenemos”.
La investigación avanzó gracias a una serie de revelaciones familiares. Un pariente de Robinson compartió detalles comprometedores con un amigo de confianza. Ese amigo, preocupado por la gravedad, acudió a un sheriff y relató que Robinson había insinuado haber cometido el crimen.
Fuentes de CBS News, medio aliado de la BBC, señalaron que Robinson vivía en el sur de Utah y que incluso confesó el homicidio directamente a su padre.
El cerco se cerró el 12 de septiembre, cuando fue encontrado en el condado de Washington, vistiendo la misma ropa con la que apareció en las grabaciones de seguridad. Dichos videos lo situaban en la Universidad del Valle de Utah, lugar donde ocurrió el asesinato de Kirk dos días antes.
El caso resalta la importancia de la cooperación ciudadana y de las redes familiares en investigaciones criminales de alto impacto.
