• 07 de Octubre del 2025

La oscura trama Epstein

Un aura enigmática

Una vetusta mansión se erige desde el Upper East Side de Manhattan. Se trata de un inmueble de 1950 metros cuadrados, que consta de siete plantas y resguardada por cámaras secretas que cuelgan de los rincones del techo como centinelas.

En su interior hay objetos de un valor incalculable, al igual que obras de arte, que participan en lo que pareciera una muy intrigante escenografía. La victoriana casona, es el mudo testigo de los secretos que su inquilino, el magnate Jeffrey Epstein; se llevó a la tumba.

Tras una misteriosa trayectoria como asesor financiero, ligado a multimillonarios y con la sombra de Wall Street encima; Jefrey Epstein (1953-2019) alcanzó fama y fortuna convirtiéndose en un personaje de gran influencia en los círculos de poder de Nueva York y Florida. Vinculado por méritos propios a las élites del mundo, Epstein, desarrolló a la par de su pasión por el lujo; una oscura propensión a mantener relaciones sexuales con menores de edad.

Su vida licenciosa llegó a oídos de las autoridades, que, motivadas por las denuncias de sus víctimas, detonaron las pesquisas que se ampliaron durante años hasta que, en 2008, fue detenido y posteriormente agasajado con el trato indulgente del aparato judicial por su estatus de hombre poderoso. Los señalamientos por pagar a jovencitas menores de edad a cambio de mantener sexo con ellas, dieron pie a su detención final en 2019 tras años de demandas, acuerdos extrajudiciales y la abierta complicidad de personas de interés.

La cloaca abierta.

Tras el inexplicable suicidio de Jefrey Epstein, ocurrido el 23 de julio de 2019 a la 1:30 am, en su celda del Metropolitan Correctional Center, se destapó una pestilente atarjea plagada de conspiraciones, intrigas y chantajes dignos de algún thriller de terror que bien podría haber dirigido el mismísimo Darío Argento. Pero la realidad superó toda ficción: horrorizada, la comunidad internacional se enteró de la estela de putrefacción tras Jeffrey Epstein, y su retorcida personalidad. Entre otras cosas, trascendió el acuerdo “de lujo” conseguido por el magnate en el 2008, tras recibir una sentencia de 18 meses de prisión por el cargo de prostitución de menores.

Pero lo más sorprendente, es que, dado su estatus económico, a Epstein se le permitió purgar su condena en un espacio privado en el condado de Palm Beach; y no en una prisión estatal como tendría que haber sido. Las ventajas conquistadas por el reo de lujo, implicaron permisos laborales, uso de chofer y personal de servicio, televisor y salidas “especiales” al exterior. Entre la lista de amigos personales de Epstein, se habrían encontrado empresarios, abogados y políticos de renombre internacional tales como el expresidente Bill Clinton, el príncipe Andrés de Inglaterra, el exgobernador Bill Richardson, Leslie Wexner, Alan Dershowitz, y el hoy primer mandatario de los Estados Unidos; con quien Epstein mantuvo cercanía pública por alrededor de 15 años.

La sombra de las víctimas.

Tras su muerte, Jeffrey Epstein dejó tras de sí una huella marcada por la perversión y el tráfico de influencias. En 2018, la periodista Julie K. Brown sorprendió a la opinión pública tras revelar la existencia de por lo menos 80 victimas (identificadas) de abuso sexual perpetrado por el magnate. El modus operandi de Epstein, incluyó el reclutamiento de niñas sudamericanas y europeas, las cuales fueron trasladadas en aviones privados y servidas como un “manjar” para que Epstein abusara de ellas.

Para conseguir su alimento sexual, el magnate neoyorquino fue capaz de montar todo un tinglado de carácter internacional que implicó pagos millonarios, transportación y jugosos sobornos por cielo mar y tierra. Temerosas del poder ilimitado de Epstein, algunas de sus víctimas decidieron permanecer en el anonimato bajo el pseudónimo de “Jane Doe”, acusando a Epstein de abuso sexual.

En 2015, el periodista Paul Lewis publicó el artículo titulado: “Jefrey Epstein: el ascenso y caída del maestro convertido en magnate”. La investigación publicada por el periódico “The Guardian”, centró su atención en el rápido ascenso de Epstein, un joven profesor de matemáticas convertido en asesor financiero de multimillonarios, que sobre todo a partir de los años 80’s, y gracias a su habilidad demostrada en Wall Street, logró amasar una fortuna incalculable administrando la riqueza de otros. En el apasionante texto, el autor señaló la inexplicable fortuna de Epstein, consistente en propiedades en varias partes del mundo amén de inmuebles en Nuevo México, Palm Beach, Florida, así como la tristemente célebre mansión neoyorquina de 40 habitaciones.

Lewis fue mucho más lejos al señalar que el patrimonio neto de Epstein era realmente desconocido, pues se encontraba bajo el resguardo de una entidad financiera en las Islas Vírgenes Estadounidenses, paraíso fiscal donde añadió, “posee su propia isla privada”. Lewis acusó a Epstein de forjar una gran influencia con figuras del establishment, políticos y magnates empresariales, pero, además, reveló la existencia de una causa judicial ante un tribunal de Florida; donde un grupo de víctimas acusó a Epstein de dirigir una red de abusos sexuales creada para satisfacer los bajos instintos de políticos estadounidenses, ejecutivos, presidentes extranjeros, “un conocido primer ministro y otros líderes mundiales”.

¿Agente secreto?

La periodista Julie K. Brown, señaló la posibilidad de que Epstein tuviera conexiones con la inteligencia israelí. La autora del libro “Perversión de la justicia: la historia de Jeffrey Epstein”, añade estar convencida de que Epstein tampoco se suicidó en su celda, ¿Por qué se rendiría antes siquiera de llegar a juicio? Ha dicho la autora agregando los detalles turbios de la muerte: el hecho de que los guardias que debían vigilarlo se durmieran, o la fractura de tres huesos del propio Epstein antes de morir, por ejemplo.

En el último capítulo de su apasionante libro, Brown analiza la relación entre Epstein y Robert Maxwell, un multimillonario nacido bajo el nombre de Ján Ludvík Hyman Binyamin Hoch, proveniente de una familia judía ortodoxa de Checoslovaquia. Según la autora, Epstein podría haber ayudado a Maxwell a ocultar dinero en cuentas bancarias del extranjero. Convertido en un magnate de la prensa británica, Maxwell terminó sus días en bancarrota, encontrando la muerte en un raro accidente frente al mar en las Islas Canarias en 1991. Según Brown, la novena hija de Robert Maxwell, de nombre Ghislaine, abandonó Londres para instalarse en Nueva York bajo la sombra de su pareja Jeffrey Epstein. Pero habría sido ella, quien lo presentó con las figuras poderosas tales como los Clinton, el príncipe Andrés o el mismo Donald Trump, a cambio, Epstein decidió financiarla, además de manipularla para allegarse de menores de edad y continuar saciando su “oscura enfermedad”.

La socialité Ghislaine Maxwell, actualmente es acusada en los Estados Unidos por reclutar y traficar con niñas para que Epstein abusara sexualmente de ellas desde los años 90’s, hasta el año del 2004. Maxwell, se encuentra recluida y en espera de juicio, sin embargo, por órdenes del gobierno que encabeza Donald Trump, fue trasladada a una prisión de mínima seguridad; lo que contribuyó alentando las sospechas sobre los alcances de la información que ella posee sobre el actual mandatario, y sus innegables nexos con Epstein.

Brown, acusa a Epstein de haber construido un equipo jurídico “de ensueño”, incluyendo abogados de la talla de Kenneth Starr o Alan Dershowitz, quienes según la autora le habrían conseguido acuerdos en medio de las acusaciones.

El libro de Julie K. Brown, exhibe las profundas grietas del sistema judicial estadounidense y sus fiscales, a los que acusa de haber allanado el camino para que Jeffrey Epstein librara las acusaciones, apoyándose en acuerdos extrajudiciales. Brown no se anda por las ramas, y pone el dedo en la llaga al involucrar al ex ministro Israelí Ehud Barak, en la operación internacional de tráfico sexual de Epstein.

El controvertido periodista estadounidense Tucker Carlson, también ha señalado a Epstein de haber pertenecido a la inteligencia del gobierno israelí, lo que, según él, habría explicado sus conexiones y conducta encaminada a la utilización de datos o grabaciones; con el ánimo de chantajear a las personas de interés que participaron en su escandalosa red de abusos.

 

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Sexo, intrigas y videos.

La posibilidad de que Epstein haya sido un agente encubierto, al servicio de las agencias de inteligencia, se fortalece si analizamos la manía de Epstein por instalar cámaras en sus residencias. Según el diario The Mirror, Epstein solía fotografiar y grabar las orgías que organizaba para dignatarios con cámaras ocultas. Según un artículo escrito por Pooja Bhagat, para el medio International Bussines Times  (2015), en el momento del arresto de Epstein en 2006, se incautaron montones de imágenes provocativas de menores de edad al interior de una computadora en su mansión de Palm Beach.

La existencia de toneladas de información que compromete a personalidades del ámbito político internacional, ha sido materia de explosivos artículos periodísticos de los Estados Unidos y Europa; donde se menciona a Jeffrey Epstein, como la cabeza visible de una oscura trama de chantajes y manipulación, enriquecida bajo el manto del sexo.

También se ha señalado al equipo cercano a Epstein, de destruir CD´s que contenían información íntima antes de los cateos ordenados por las autoridades. El propio Tucker Carlson, ha dicho públicamente que dichos cateos, habrían sido ordenados no para buscar justicia, sino en realidad para resguardar la identidad de quienes participaron en las reuniones privadas de Epstein; aquellos que se habrían hospedado en las lujosas mansiones del depredador sexual, usado su avión e incluso, sus ilimitados recursos financieros cuyo real origen sigue siendo un total misterio.

¿Fue Jeffrey Epstein un espía utilizado como un cebo para conseguir información comprometedora de sus contactos?

¿Utilizaron las perversiones de Epstein para chantajear a personas de interés en la búsqueda de un objetivo común?

El magnate utilizó su fortuna personal destinando grandes cantidades a universidades y causas filantrópicas, pero no conforme con eso, y según la investigación de Soo Rin Kim del medio abc NEWS, Epstein también financió a integrantes del Partido Demócrata. Según el artículo, el depredador sexual dio miles de dólares a la entonces candidata Hillary Clinton, sin dejar de mencionar a Bill Clinton a quien apoyó en su campaña de 1992. La trama alcanzó a John Kerry durante su época como senador en Massachusetts en 1990, y a principios del 2000. Otros nombres que el medio ventiló, son Chuck Schumer, quien habría recibido cerca de 22,000 dólares de Epstein, Bill Richardson (en su reelección como gobernador de Nuevo México en 2006) 50,000 dólares. Otros mencionados son Joe Lieberman y Rick Lazio, este último republicano por Nueva York.

El amigo incómodo.

La relación de Donald Trump con Jeffrey Epstein, documentada en fotografías, videos y testimonios que abarcan por lo menos 15 años, ha desatado la ira de Washington. El mandatario estadounidense, ha afirmado que “echó a Epstein de su residencia en Mar-a-Lago”, sin embargo, los vínculos de Trump con el magnate constan en los registros legales relacionados con la trama, según el medio Independent. El medio señala otros 136 nombres ligados a los registros, entre los que figuran actores, empresarios, abogados, políticos y hasta masajistas.

Otro personaje, Virginia Giuffre, una de las más encarnizadas denunciantes de Epstein, trabajó como asistente en los vestuarios del resort de Mar-a-Lago, propiedad de Donald Trump en Palm Beach. Fue ahí, cuando la novia de Epstein, Ghislaine Maxwell, decidió reclutarla como masajista al servicio de su pareja. Guiffre, narró que Epstein la recibió desnudo, mientras que Maxwell le daba indicaciones de como darle masaje. Públicamente, Virgina Guiffre acusó a Epstein de abusar sistemáticamente de ella, convirtiéndola en su esclava sexual durante años, obligándola a satisfacer los bajos instintos de sus “distinguidas amistades”.

Otro personaje aparece en la escena de este siniestro caso con aroma a thriller; se trata del abogado Alan Dershowitz, quien defendió a Epstein de las acusaciones en 2008. Dershowitz ayudó a negociar un acuerdo de culpabilidad indulgente. En entrevista para el medio CBS NEWS, el abogado afirmó que las victimas acordaron con Epstein enormes cantidades de dinero. Sin embargo, Virgina Guiffre, acusó al propio Alan Dershowitz de formar parte de la presunta red de tráfico sexual de Epstein, algo que el abogado negó categóricamente. El nombre de Alan Dershowitz aparece nuevamente, pues fue parte del equipo de defensa de Donald Trump en su primer juicio político en 2020.

Otro personaje ligado a Trump, tuvo un papel preponderante durante la trama Epstein. Se trata de Alex Acosta, quien habría ayudado a Epstein a conseguir un acuerdo de culpabilidad en 2008. Acosta, se desempeñaba como Fiscal Federal de Florida cuando Epstein recibió una sentencia leve, que desató las críticas de quienes analizaron el caso.

En una conferencia de prensa ofrecida en 2019, Acosta defendió su papel como fiscal, señalando haber hecho lo mejor que pudo, además de argumentar que las víctimas de 2008; decidieron no presentarse. El resultado de la explicación de Alex Acosta enardeció aún más a la opinión pública, sabedora de que, durante su detención, Epstein gozó de un trato ventajoso al entrar y salir de prisión como si se tratara de un vacacionista.  Cercano al hoy presidente, Acosta fue nombrado Secretario del Trabajo de los Estados Unidos, ocupando ese cargo del 28 de abril de 2017, hasta el 19 de julio del 2019, fecha en que renunció por el escandalo de su gestión como fiscal de Florida durante la acusación a Epstein.

En una reciente declaración escandalosa, Trump admitió que Virgina Guiffre pudo haber sido una de varias empleadas de su club Mar-a-Lago que fueron “robadas por Epstein”. “Creo que trabajaba en el spa. Creo que sí. Creo que era una de las personas”. “Se la robó. Y, por cierto, ella no tenía ninguna queja de nosotros, como saben, ninguna en absoluto”, recalcó Trump a los medios de comunicación.

 

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María Farmer, otra mujer del caso, dijo haber conocido a Donald Trump en 1995 por instancia de Epstein. Narró para los periodistas Mike Baker y Michael S. Smith, del diario The New York Times, cómo una noche Epstein la mandó llamar a sus oficinas de lujo en Manhattan. Agregó que Trump llegó vestido con un traje de negocios empezando a rondarla. Farmer dijo haberse asustado por la manera en que Trump le miró las piernas, y que cuando Epstein entró, este le dijo a Trump: “No, no, ella no está aquí por ti”.

María Farmer señaló no haber tenido más interacciones con Trump, sin que tampoco lo haya visto mantener alguna conducta inapropiada con chicas ligadas a Epstein.

Siguiendo una promesa de Trump sobre la transparencia de los archivos Epstein, la actual fiscal general Pam Bondi, desclasificó documentos del robusto legajo. Sin embargo, según lo informara el medio Blomberg, resultó que los documentos ya se habían publicado previamente. Según Blomberg, furiosa, Bondi envió una carta al director del FBI exigiéndole saber por qué la agencia no le entregó las miles de páginas relacionadas con la investigación. el artículo firmado por Jason Leopold, señala que el FBI revisó los documentos relativos a dos décadas, determinando qué se podía informar y qué no. Amparados en la Ley de Libertad de Información, funcionarios habrían censurado el nombre de Trump de los archivos, argumentando que cuando se inició la investigación federal en 2006, él era un ciudadano privado y no un político.

Suicidios convenientes.

El tufo a podredumbre alcanzó a Francia el 19 de febrero de 2022, luego de darse a conocer el suicidio de Jean-Luc- Brunel, un agente de modelos francés y colaborador cercano de Jeffrey Epstein. Brunel, de 76 años de edad, había sido detenido tiempo antes por los cargos de sospecha de violación y tráfico de menores con fines de explotación sexual.

Fundador de la agencia de modelos Karin Models en 1977, y MC Model Management en Estados Unidos, Brunel trabajó para Epstein quien financió su ascenso. Luego de investigarse las acusaciones de agresión sexual a menores, Brunel fue detenido en el aeropuerto Charles de Gaulle de París en diciembre del 2020, Virginia Guiffre también lo acusó de haberla abusado.

Jean-Luc-Brunel supuesto proveedor sexual de Epstein, que habría trasladado jovencitas en aviones para entregarlas al magnate, apareció ahorcado en su celda de la prisión de La Santé. Su extraña muerte, impidió que testificara en un juicio, y diera a conocer los nombres de algunos de los participantes en los delitos sexuales de Epstein.

Años después, el 26 de abril de 2026, Virginia Giuffre, unas de las principales voces denunciantes de los abusos sexuales de Jeffrey Epstein, se quitó la vida en la ciudad de Neegarby en Australia. Giuffre se convirtió en una persona clave dentro de las investigaciones, luego de presentar una demanda contra el príncipe Andrés de Inglaterra, que se resolvió en un acuerdo económico. Tiempo antes de su sorpresiva muerte, Giuffre, publicó en sus redes sociales que había sufrido un accidente automovilístico.

El círculo fatal de muerte y oscuridad, alcanzó al propio Jeffrey Epstein. Según las autoridades, el magnate se quitó la vida al interior de su celda del Metropolitan Correctional Center (MCC), la prisión federal de Manhattan. Según un memorando tiempo antes de su muerte, apenas el 23 de julio, Epstein fue encontrado inconsciente y con heridas en el cuello, lo que motivó a las autoridades a considerar que había intentado suicidarse. Misteriosamente, fue trasladado a otra celda y puesto en observación, sin embargo y a pesar de su condición mentalmente vulnerable, fue devuelto a su celda original. Su aparente suicidio en una fecha posterior, deja ahora más preguntas que respuestas claras.

En los informes se menciona que existieron errores de protocolo en la vigilancia del reo. Los guardias encargados de monitorear a Epstein se quedaron dormidos durante dos horas. Las cámaras de los pasillos no almacenaban ni grababan imágenes. El único video disponible solo muestra el área común sin enfocar la celda del delincuente sexual, y no pocas voces sugieren que este habría sido editado para borrar los minutos clave de su muerte.

Mark Epstein, hermano del difunto, declaró al diario italiano Corriere della Sera, que cuando acudió a identificar el cuerpo de Jeffrey los forenses le dijeron que no podían considerarlo un suicidio, pues según la propia médico forense de la ciudad, Kritstin Roman, “se parecía demasiado a un homicidio”.

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¿Qué secretos se llevaron a la tumba Brunel, Guiffre y el propio Epstein?

¿Quiénes habrían estado interesados en que ninguno de los tres declarara en un inminente juicio?

¿Realmente se quitó la vida Jeffrey Epstein, o fue eliminado para evitar que revelara la escandalosa información que poseía?

¿Fue Jeffrey Epstein un proveedor sexual conocedor de los más oscuros secretos de las élites?

¿Fue Epstein un agente al servicio de la inteligencia israelí, reclutado para chantajear a los políticos estadounidenses que mantuvieron lazos con él?

Esta y otras preguntas nos seguiremos haciendo, mientras la cloaca sigue abierta y su hedor alcanzando a los personajes de la vida pública.