Pero, como todo en la vida, el tiempo puso todo en su lugar, y la naturaleza nos demuestra que el humano no está por encima. Si no, vean las imágenes que se han vuelto virales en redes sociales de cómo se quedó la obra negra de la terminal aérea: bajo el agua. Así es, la propia naturaleza le dio la razón al expresidente. A 6 años de la cancelación del proyecto peñanietista, los que perdieron siguen lamiéndose, a diario, la herida. ¿Quiere saber quiénes eran los socios y ganones del negocio? Los que le tiran al tabasqueño por su decisión, y todas las que tomó en su sexenio. Algunos mandan a sus plumas para generar una narrativa. Una de esas es la de Azucena Uresti, quien hace de periodista en Radio Fórmula, además desde su columna en El Universal, cada vez que se lo ordenan, escribe peroratas que en vez de provocar reflexión sólo dan penita. No lo decimos nosotros, son las reacciones que hay en las redes sociales. De nuevo, el tiempo le dio la razón a AMLO.
Es cuanto.
Jugando con el miedo
Nicolás Maquiavelo, en su obra “El Príncipe”, ya hablaba de esto. El miedo, históricamente, ha sido usado como arma política (de los de “arriba”) para controlar a la sociedad. Además, la teoría del autor de “Leviatán”, Thomas Hobbes, afirma que el miedo a la muerte y a la violencia es lo que lleva a los individuos a someterse al poder del Estado y a aceptar las leyes. Pero no sólo el sistema (esa palabrita taaaan llevada de arriba hacia abajo en todo) juega con esta emoción, también los actores políticos para generar reacciones contrarias al poder en turno. Todos lo han hecho, desde los fachos hasta los progres; los de izquierda y los de derecha. En México, la oposición crea narrativas para subir sus bonos, aunque se muerdan la lengua en el intento. De igual forma lo usan personajes como Donald Trump, Benjamín Netanyahu, entre otros. Miedo a los migrantes, miedo a los criminales (sin alusiones), miedo a los narcos, miedo a los antisemitas, miedo a los yihadistas, miedo a los iraníes… Y los medios corporativos son las correas de difusión de las historias que forman terror, pero también son los que esconden lo hecho (como sucedió en 2011, cuando firmaron un acuerdo para no informar de hecho violentos, en el sexenio calderonista). ¿Qué hacer? No caer en el garlito de que todo está mal, porque es cuestión de percepción. Es sólo una reflexión.
Es cuanto.