La Catástrofe
Mi pluma enmudeció. Todas las palabras jugaron a las escondidas cuando mis ojos vieron a niños temblando de terror en el campo de exterminio donde antes era su casa.
Mi pluma enmudeció. Todas las palabras jugaron a las escondidas cuando mis ojos vieron a niños temblando de terror en el campo de exterminio donde antes era su casa.
La nieve comenzaba a fundirse sobre los flancos del Illimani cuando ella llegó a La Paz. Se llamaba Abigail Dolley Adams Ralston y decía venir de Nueva Inglaterra, aunque en las tabernas la llamaban “la gringa loca”, y en los…
Allí, estaba el hombre sentado en su silla mecedora aceptando la angustia de las horas derrochadas, estaba mirando la tarde que se perdía en el horizonte. Recordó que cuando era joven, nunca se interesaba por ver el sol acostarse en…
Los muros no son muy sólidos, por eso, siempre hay una manera de traspasarlos y el coyote lo sabe, pero, el coyote es malo porque primero les cobra una buena suma, después, los abandona. Tiene corazón de piedra. El coyote…
Seguro que hubo amor antes del amanecer, antes que las campanas repiquen llamando para la misa dominical en los tiempos en que la esperanza brillaba como un campo de trigo a lo lejos. En aquellos tiempos, los buenos temían hacer…