Alberto Ibarrola Oyón
Filólogo y escritor
Las sociedades plurales albergan corrientes políticas y movimientos culturales diversos. Para quien concibe su causa como un absoluto, puede parecerle que la violencia es un recurso válido; es lo que ha pasado con las organizaciones terroristas. Ese tipo de vías antidemocráticas muchas veces genera secuelas difíciles de restañar.
El tiempo se presenta como un factor eficaz de sanación, pero el arte y la cultura, utilizados como terapia, consiguen resultados espectaculares. Entre los diferentes géneros, destaca el humorístico. Reírse no ha estado siempre bien visto.
La risa aparece como un elemento pecaminoso entre algunas tradiciones cristianas porque en los Evangelios Jesucristo nunca se ríe. Aquí una cita de El Quijote, que Cervantes pone en boca de nuestro hidalgo más universal: - Gran necedad es la risa que de leve causa procede. En el carácter de las personas existe gran diferencia entre los que soportan mejor las bromas y aquellos que son poco amigos de burlas.
En cualquier caso, el sentido del humor parece una gran cualidad y se considera a sus poseedores dotados de más inteligencia. La alegría propia de los cristianos, algo que destaca el papa Francisco, no puede excluir reírse de buena gana cuando la ocasión lo merece. Desde el punto de vista filosófico clásico, si Platón se manifestó en contra de la comedia, como algo burdo e indigno, Aristóteles la dignificó no escribiendo comedias pero sí mostrándose tolerante y comprensivo ante la necesidad de reírnos que tenemos los seres humanos.
Cuando se fracasa, se sufren decepciones, se pierden batallas importantes o sentimos alguna pena, frustración o dolor, no podemos dejar de agradecer que algunos artistas conviertan su sentido del humor en arte, cultura o en esos espectáculos televisivos tan amenos y divertidos, en que humoristas realmente geniales nos deleitan con sus bromas y sus dichos ingeniosos. Por otro lado, ¿qué niño no ha disfrutado de un buen rato de circo riéndose a carcajadas con los payasos?
En este sentido, podríamos proponer la risoterapia para arrostrar los fracasos de los proyectos colectivos propuestos desde una óptica minoritaria, que no han conseguido ni por las buenas ni por las malas constituirse en mayorías sociales y que, por lo tanto, no han conseguido sus objetivos políticos.
Podría considerarse que los proyectos personales que no buscan el bien común, colectivo, familiar o comunitario simplemente no merecen nada más que indiferencia. En mi caso, por ejemplo, aunque soy escritor, mi verdadera identidad no es la de literato, sino la de cristiano e hijo adoptivo de Dios, conque la poca, mediana o buena aceptación de mis libros y, asimismo, el funcionamiento del corrupto mundo editorial no me producen especial desasosiego. Sin embargo, Lucía Etxebarria, por ejemplo, anunció que dejaba de publicar libros porque descubrir la realidad de las editoriales le había causado una profunda depresión.
En un sentido político, como vasconavarro he aceptado que, por ejemplo, Navarra nunca va a unirse al País Vasco, ya que sólo está a favor de esa unión un porcentaje minoritario de la sociedad navarra.
Yo no lo llevo mal porque hace mucho tiempo que comprendí lo plural y diversa que es esta tierra, pero me queda la duda de si todos los vasco-navarros sienten lo mismo, puesto que hasta hace poco pensaban que sufrían tal injusticia que estaban dispuestos a matar a otros seres humanos, y llegaron casi al millar de asesinatos, más los heridos, damnificados de todo tipo, etcétera.
Del mismo modo, fueron capaces de pasar décadas en la cárcel y sufrir represión, torturas y el desprecio de la mayoría de la sociedad vasconavarra y española. Ante tal fracaso de sus objetivos políticos, como lector avezado, me atrevería a darles una recomendación literaria. Sigan leyendo y comprando los libros de aquellos escritores que, siendo del mismo palo, han conseguido hacer del humor su bandera.
En el humor existen diferentes variantes y gradaciones que van desde la fina ironía inglesa hasta el humor del absurdo. A ver si hay alguno que practique también el humor negro con gusto, delicadeza y elegancia, porque materia prima encontrará de sobra. Ya sabemos que muchos de ellos han recibido premios muy prestigiosos, concedidos inclusive por tribunales literarios de ideología totalmente opuesta a la suya. Debe de ser un gran honor.