El Consejo de Seguridad de la ONU se ha reunido de emergencia tras los recientes bombardeos israelíes sobre Irán, que —según fuentes locales— han dejado un saldo desgarrador: líderes militares muertos y decenas de civiles fallecidos. El ataque alcanzó uno de los sitios más sensibles del país: la planta de enriquecimiento nuclear de Natanz.
Desde Viena, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Mariano Grossi, no se guardó nada. “Las instalaciones nucleares nunca deben ser atacadas, sin importar el contexto o las circunstancias”, declaró con firmeza, subrayando que una acción de este tipo pone en peligro no solo vidas humanas, sino también el equilibrio ambiental y político global.
El impacto en Natanz, aunque grave, no ha generado niveles elevados de radiación, confirmó el organismo. Las plantas de Esfahan y Fordow se mantienen sin afectaciones... por ahora.
Grossi advirtió que esta escalada socava la seguridad nuclear internacional y mina los acuerdos de salvaguarda que tanto han costado construir.
En un llamado que sonó más a súplica que a protocolo, el Secretario General de la ONU condenó la agresión y pidió a todas las partes evitar una espiral de violencia que podría desencadenar consecuencias imprevisibles.
💬 “Cualquier escalada militar en Oriente Medio es un riesgo para todos”, expresó con tono grave desde la sede de Naciones Unidas.