El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó este martes que dos instalaciones nucleares clave en Irán —el taller TESA Karaj y el Centro de Investigación de Teherán— fueron impactadas por bombardeos aéreos. En esos lugares se desarrollaban centrifugadoras para el programa nuclear iraní.
En una sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Ali Bahreini, representante permanente de Irán en Ginebra, lanzó una advertencia contundente:
“Esto no es un acto de guerra contra nuestro país. Es una guerra contra la humanidad”.
Calificó los ataques como una grave violación del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, alertando además sobre un riesgo inminente de exposición a materiales peligrosos que afectaría a toda la región.
La Alta Comisionada Adjunta para los Derechos Humanos, Nada Al-Nashif, expresó su inquietud ante la huida masiva de miles de residentes de Teherán, alarmados por las advertencias sobre posibles nuevos ataques.
“Nos preocupa que algunos bombardeos estén ocurriendo en zonas densamente pobladas. Ya hay informes de víctimas civiles”.
Pese a la gravedad de la situación, Israel no asistió a la sesión, tras anunciar su retirada del Consejo a inicios de este año.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) también reportó daños colaterales en infraestructura civil en Siria, Líbano, Irak y Jordania. El cierre del espacio aéreo y los retrasos en vuelos humanitarios podrían empeorar la situación en Gaza, Cisjordania y otros territorios vulnerables.