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Mostrando artículos por etiqueta: Literatura
Las Aventuras de Pinocho, de Carlo Collodi
Las aventuras de Pinocho puede ser considerado un cuento largo, escrito en 1883 y publicado por entregas semanales en un diario dirigido a los niños
Confesiones antes de la extremaunción
No soñamos un país. Apenas, miramos las gallinas comiendo en el patio mientras las horas se hacían más cortas y olvidábamos el río, los juegos, las calles sombreadas por los mangos que se estiraban de una puerta a otra.
Las babas del diablo, de Julio Cortázar, ¿de qué va?
En su texto, desde las primeras líneas vemos cómo irrumpe lo fantástico en la realidad y la transfigura, la moldea, la afecta
A veces, cuando me emborracho
Los Inmigrantes
“Nada los va a parar en la búsqueda de sus sueños. Se merecen todos y cada uno de sus éxitos” – Michelle Obama
Erotismo narrado por mujeres las empodera
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Manzana de Lilith, erotismo narrado por mujeres
Presentarán en el Museo de Culturas Populares el ejemplar con 26 relatos de 13 autoras, resultado del Taller de Cuento Erótico para Mujeres
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Prenuncio de nostalgia
Lecciones de bordado
Con la mirada pegada al paño muy blanco, ella empezó a hablar: -Pespunte es un punto fácil. Se realiza de derecha a izquierda, como un columpio que va y viene. Después, clavamos la aguja en el tejido, como la mentira que perfora con fuerza y rapidez la dignidad ajena. Perforamos y hacemos la aguja salir cinco o seis hilos más adelante, y ella vuelve a entrar cinco o seis hilos atrás y sale cinco o seis por delante. Con la experticia de aquellos que logran seguir tranquilos cada día, en este vivir de destrozos que nos toca en el siglo.
Embrollos de la memoria
Ciertos olores, establecen una relación íntima con el tema de la memoria. Por eso, el piso lustrado con olor a bencina me recuerda las tardes de verano cuando me quedaba mirando el cuadro de los bisabuelos con sus rostros serios. Para mí, seres extraños, retratados sin voz, sin sonrisa, sin alma… La bisabuela con los labios sumamente delgados y los ojos azules vidriosos, en su seriedad, daba la impresión de que estaba eternamente enojada. Parecía misteriosa, con su pelo color tabaco, en un retrato monolítico, inmóvil, donde el camafeo de piedras preciosas colgado de una cadena de oro en su cuello, sobre la gola alta de encaje de su blusa, era lo que más llamaba mi atención. Lógicamente, que el bisabuelo pelirrojo con la cara pecosa, contrastando con sus ojos verdes, no pasaba desapercibido.
Estas imágenes quedaron para siempre en las paredes de mi memoria, como el reloj a cuerda, tan grande, que se quedaba como un objeto de lujo o de arte, sobre el aparador en el comedor de visitas.
El camino entre las experiencias vividas y las formas como los objetos son presentados al dar cuenta de la memoria personal, es interesante e intrigante. Por eso, ayer me sorprendí al abrir el cajón del escritorio, con olor a naftalina, me invadió una sensación de abandono y de ruina silenciosa. Allí estaba el puñal inerme en una gaveta casi vacía, si no fuera por su presencia carente de posibilidades, ya que no había una mano cualquiera que lo empuñara como simple extensión de una conciencia, ese objeto me hubiera transmitido miedo.
Sinceramente, me hubiera gustado encontrar en el cajón, el viejo camafeo con la cadena de oro o por lo menos, un mantel de lino blanco, bordado en punto cruz.
Un mantel blanco bordado en punto cruz siempre estuvo, impecable, en la mesa de mi abuela que, olía a queque recién horneado. Y ella, al igual que sus hermanas, comentaba que a su madre le gustaba hacer todo tipo de bordados y que se entretenía haciendo pintura a la aguja, un bordado realizado en punto cordoncillo, para llenar o reseguir la silueta de los dibujos, hasta cubrir completamente el tejido base. Normalmente, la bisabuela utilizaba hilo de seda para realizar sus obras.
Pero, encontré un puñal con la punta muy afilada. No recuerdo quién me dijo que el filo del puñal se concentra en la punta, no en la hoja delgada que depende de la fuerza de un brazo para ser enterrada. La hoja no tiene filo. El puñal es un arma blanca que está diseñada para matar personas o animales, cuya hoja es triangular. Los hombres lo pensaron y constituyeron para un fin muy preciso: matar.
Yo nunca aprendí a bordar, ni a ensartar el hilo a una aguja. Extrañamente, aprendí, no recuerdo dónde, que el puñal solo hiere con la punta.
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Biografía:
Márcia Batista Ramos, brasileña. Licenciada en Filosofía-UFSM. Gestora cultural, escritora, poeta y crítica literaria. Editora en Conexión Norte Sur Magazzín, España; columnista en Inmediaciones, Bolivia, periodismo binacional Exilio, México, archivo.e-consulta.com, México, revista Madeinleon Magazine, España y revista Barbante, Brasil. Publicó diversos libros y antologías, asimismo, figura en varias antologías con ensayo, poesía y cuento. Es colaboradora en revistas internacionales en 22 países. Editor adjunto de la Edición Internacional de Literatura China (a cargo de la Federación de Círculos Literarios y Artísticos de Hubei, China).
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