• 30 de Julio del 2025

Silvia Tanús; La historia no se juzga en blanco o negro, se construye en matices

Foto: Exilio.MX

Por Álvaro Ramírez

Puebla, Pue. – De carácter firme, lenguaje directo y una memoria política que abarca más de cinco décadas, Silvia Guillermina Tanús Osorio, actual Secretaria de Movilidad y Transporte del Gobierno del Estado de Puebla, no rehúye a ningún tema. Desde sus primeros pasos en la docencia hasta su reciente salida del PRI, su voz refleja experiencia, convicción y, sobre todo, compromiso. En esta entrevista, recorre la historia de México, los momentos críticos de Puebla y su propia transformación dentro de un sistema político al que, asegura, no volverá a pertenecer.

“Yo pienso que la historia de México es una historia que se construye a lo largo de etapas que se han tenido que ir superando y que una sin la otra no sería posible... Ni lo anterior era tan malo ni lo actual es tan bueno, como muchas personas que se van a los extremos”, afirma.

Una historia que se construye por ciclos

La entrevista comienza con una reflexión histórica: para Tanús, hablar del pasado de México requiere sensibilidad, pero también inteligencia.

“Es muy fácil decir ‘todo lo anterior está mal’ o ‘todo lo actual está bien’, y viceversa. Yo creo que no. Son ciclos que se tienen que vivir”.

Defiende que no se puede entender el México urbano de hoy sin el México rural de antes, ni la democracia sin quienes abrieron sus primeras puertas.

“No podemos entender este país sin personajes claves en la historia que tuvieron aportaciones muy importantes, tanto para la democracia como para el desarrollo”.

“Toda mi vida he tratado de cambiar las condiciones para mejorar”

Silvia Tanús no evita responder cuando se le pregunta qué papel jugaría ella en la historia de Puebla o del país. Pero no se alaba. Prefiere contar una anécdota.

“En un curso se me acercó alguien y me dijo, como insulto: ‘¡Vaya! Hasta que la veo del lado correcto de la historia’. Me dio mucho coraje. Pero le contesté con serenidad: ‘Toda mi vida, desde que estudié en la Normal del Estado, me inculcaron un espíritu de servicio... He tratado de ayudar a la gente sin esperar nada a cambio, porque luego ni las gracias te dan, y eso es muy común’”.

Su respuesta fue clara y con dignidad:

“Si después de tantos años al servicio de las instituciones, actuando con honradez, demostrando que las mujeres podemos hacer las cosas bien, no he estado del lado correcto de la historia... entonces, perdóname, no sé dónde he estado”.

¿Severa? “No soy como dicen... soy peor”

Quienes han trabajado con ella aseguran que su disciplina es implacable. ¿Se reconoce así?

“¡No, cómo crees! No soy como dicen… soy peor”, dice entre risas. “Pero no es cierto, mira... como maestra entiendo que hay momentos para todo. Y cuando se trabaja, se debe hacer bien y a la primera”.

Reconoce que ha sido exigente, incluso consigo misma.

“Yo no niego que quizás cometí excesos de trabajar más de la cuenta. Pero si tú adquieres una responsabilidad, te estás alquilando para hacer algo y lo tienes que hacer bien. No hay pretextos”.

“La política no debe vivirse desde las vísceras”

¿Y cómo separar la política del desgaste emocional? La respuesta viene con madurez.

“Imagínate llevarte todos los problemas a la almohada. Que no duerma porque un concesionario no quiere modernizar el transporte... No. Eso no. Puedo no dormir si mis hijos tienen un problema, o una amiga necesita ayuda. Pero no por temas de oficina”.

La política, dice, debe asumirse con equilibrio. Y eso también se aprende.

Una vida conviviendo con el poder

Su vida ha estado ligada a la política desde niña.

“Empecé a convivir con gobernadores desde que estaba en segundo año de primaria. Cantaba en el coro de la Escuela Primaria Defensores de la República y nos llevaban a cantar a las casas de los gobernadores”, recuerda.

Desde entonces, ha convivido con una decena de mandatarios.

“Algunos muy nobles, otros no tanto. Pero la historia los pone en su lugar. He visto cómo algunos llegaron sin ser nada y terminaron en grandes puestos... y viceversa”.

Sobre los más cercanos a la gente, menciona sin dudar:

Melquiades Morales fue un hombre muy cercano al pueblo. Alejandro Armenta también. Lo conozco desde hace casi 30 años y siempre ha estado cerca de la gente”.

Pero también hubo farsantes:

“Algunos parecían cercanos, pero era pura pose. Se limpiaban la mano después de saludar. En ese tiempo no había pandemia, pero algunos ya traían el gel escondido”.

Salir del PRI: “No militaré nunca más en otro”

Uno de los momentos más duros, pero también más firmes, fue su salida del PRI.

“Yo crecí con un PRI distinto. Con disciplina, con causas sociales. Ese PRI ya no existe. Se fue desvirtuando. Llegaron los tecnócratas, nos alejamos de los movimientos sociales... y ahí el partido perdió su esencia”.

Al preguntarle si se ve en otro partido, su respuesta es definitiva:

No militaré nunca más en otro. No se trata de cambiar de camiseta según convenga. La política es una vocación, no una estrategia de supervivencia”.

La deuda histórica con Puebla

¿Cuál ha sido el momento más difícil que vivió Puebla?

“Yo estaba en la primaria, pero sin duda el conflicto estudiantil con Nava Castillo fue muy grave. Hubo libros quemados, jóvenes lastimados, ideologías enfrentadas. Fue una crisis larga”.

Pero también recuerda a quienes ayudaron a reconstruir la paz:

“El doctor Toxqui hizo una gran labor de reconciliación. Estabilizó al estado. Él y otros fueron los arquitectos de la nueva sociedad poblana”.

¿Ha cobrado alguna factura política?

La vida política, dice, es una sucesión de momentos... y de deudas.

“Las facturas no se cobran en el momento. Se guardan. Tarde o temprano la vida te da la oportunidad de cobrarlas. Pero, no me lo vas a creer, no he cobrado ninguna”.

Epílogo: el rol que toca cumplir

Tanús no busca ser simpática ni encajar en moldes carismáticos. Su papel, dice, siempre ha sido otro.

“La vida es como una obra de teatro. Te dan un rol y lo tienes que desempeñar en base a tus capacidades. A mí me ha tocado el rol de ordenar, de sistematizar, de poner todo en su justa dimensión”.

Y lo resume con una frase que la define:

“Yo soy mucho de cajitas. Todo lo pongo en cuadros. Todo tiene que coincidir, como en los cuadros de evaluación de los maestros. Si no coincide lo vertical con lo horizontal, entonces algo está mal”.

Con décadas de trabajo público a cuestas, Silvia Tanús Osorio no busca el aplauso fácil. Su papel, asegura, ha sido cumplir. Con rigor, sin adornos. De ahí que una de las reflexiones que deja es que lo importante no es cómo te juzgan ahora, sino cómo te coloca la historia.