• 17 de Agosto del 2025

Muros y más muros, la única respuesta gubernamental

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Nuevos muros se construyen como una irresponsable respuesta a la necesidad de resolver de raíz las múltiples razones por las que familias enteras, jóvenes, niños, mujeres solas continúan huyendo de sus países rumbo a economías más fuertes o gobiernos menos represores.

 

Y no sólo es en América, no sólo son vallas metálicas o alambres de púas, también es el rechazo ciudadano a los migrantes en Europa, la contención policíaca y las leyes que promueven la deportación masiva.

Se ha normalizado en el discurso y hasta en el presupuesto, que Estados Unidos continúe con la extensión del muro fronterizo, por ejemplo, en todo territorio texano.

Pero lo que hace un par de semanas llamó la atención fue la decisión de construir un muro en el Tapón del Darién, esta franja territorial de espesa selva y de una gran riqueza ecológica, que comparten Colombia y Panamá y por el que miles de migrantes, sudamericanos, africanos, así como asiáticos, avanzan diariamente desde el sur del continente hacia Centroamérica y posteriormente a México y Estados Unidos.

Claro que en esta decisión también está implicado Estados Unidos, pues según el presidente de Colombia, Gustavo Petro, la autoridad norteamericana pidió a ambos países que comparten esta franja, construir un muro y detener a los más de 400 mil migrantes que se calcula, cruzarán durante este 2024.

La respuesta del gobierno de Panamá fue contundente, no permitirá la construcción de ningún muro ante las implicaciones humanitarias, sobre todo porque ya de por sí cruzar el Tapón del Darién es de gran peligro y constantemente cobra un gran número de vidas, por la dificultad del terreno y por la presencia de grupos criminales.

Lamentablemente, la autoridad norteamericana, desde el gobierno de Donald Trump, encontró en la construcción de muros fronterizos en países de Latinoamérica, la solución para disminuir drásticamente la cantidad de migrantes que diariamente arriban a su territorio, sin importar las consecuencias humanitarias, las peligrosas travesías que toman los indocumentados cuando encuentran estas barreras o las jugosas ganancias que significa para quienes ven en la trata de personas un negocio.

Además, edificar muros también implica ganancias en el discurso, en votantes y en el presupuesto, como en la Operación “Lone Star” del gobernador de Texas, Greg Abbott, a través de la cual ha triplicado la cantidad de barreras de alambre de púas; instalando grandes boyas a lo largo del Río Grande; sigue construyendo paneles metálicos para extender el muro y multiplicando la cantidad de elementos de la guardia nacional para vigilar, detener y deportar a cientos migrantes día con día.

Ojalá la alternativa de los gobiernos expulsores de migrantes fuera implementar políticas públicas que aumenten los empleos, disminuyan la inseguridad y generen oportunidades que retengan a sus ciudadanos en sus países. Y Estados Unidos a ser menos radical en sus medidas, desafortunadamente no es ni será así.