• 11 de Septiembre del 2025

La BUAP y el voto de confianza

La jornada electoral en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) no fue solo una cita con las urnas, sino una manifestación de la comunidad universitaria.

Hubo respaldo y refrendo de confianza a Lilia Cedillo Ramírez para un segundo periodo rectoral.

Este resultado no es casualidad.

Todo es fruto de una gestión que, más allá de los discursos, ha sabido escuchar y responder a las demandas de su comunidad, en tiempos álgidos.

Como era de esperarse el voto del estudiantado fue el más difícil en el nivel superior, pero finalmente salió avante en institutos, escuelas preparatorias, complejos regionales; todo suficiente para que la actual rectora se mantenga al frente de la máxima casa de estudios en Puebla.

La BUAP, una de las universidades públicas más importantes del país, ha demostrado que la democracia universitaria es más que un proceso electoral, es un compromiso constante con la transparencia, el diálogo y la mejora continua.

El buen manejo del paro estudiantil que tuvo lugar meses atrás es un claro ejemplo de esta capacidad de respuesta.

Lejos de ignorar o minimizar las demandas de los estudiantes, la administración de Cedillo optó por el entendimiento, la negociación y se dijo no a la represión.

Se establecieron mesas de trabajo, se atendieron las peticiones y se comprometió a implementar cambios significativos en áreas clave como la infraestructura, la seguridad y la calidad educativa.

Este enfoque no solo resolvió el conflicto, sino que fortaleció la legitimidad de la gestión y consolidó una relación más estrecha con la comunidad estudiantil.

Con el respaldo de los votos se refleja una realidad tangible: los universitarios valoran una administración que no solo promete, sino que cumple.

La participación activa de estudiantes, académicos y trabajadores no académicos en este proceso electoral es otro indicativo de la madurez política de la comunidad universitaria.

Aunque hubo quienes pretendieron mancharla, la jornada transcurrió sin incidentes, con una participación que superó las expectativas y con un ambiente de respeto y civilidad.

Este comportamiento ejemplar demuestra que la BUAP está a la altura de los desafíos y que su comunidad está comprometida con el fortalecimiento de la democracia interna.

En contraste, los otros candidatos, César Cancino y Ricardo Paredes, no lograron movilizar a un número significativo de votantes.

La diferencia en el apoyo recibido es clara y habla por sí sola.

Este 10 de septiembre, la BUAP no solo eligió a su próxima rectora; eligió continuar con un proyecto que ha demostrado ser inclusivo, transparente y comprometido con el bienestar de su comunidad.

Lilia Cedillo ha sabido transformar los desafíos en oportunidades y ha consolidado una gestión que, sin duda, marcará un precedente en la historia de la universidad.

Ahora viene lo bueno, el reto y sobre todo, convencer con trabajo.

Este voto de confianza no puede ignorarse; es un mandato claro para continuar trabajando sin olvidar a quienes la pusieron ahí cuatro años más y mucho menos ignorar a quienes no.

Tiempo al tiempo.