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Jorge Castillo Loyo
El senador Néstor Camarillo ha estado más tiempo entre aeropuertos internacionales que en las calles de Puebla, aunque insista en que su trabajo es “por México”.
Y como dirigente estatal del PRI, ya dejó claro que su brújula apunta más a Bruselas que a Tepeaca.
En apenas un mes, documentó en redes sociales tres viajes internacionales: Nueva York, Boston y Bruselas.
En Estados Unidos, visitó Harvard y se reunió con migrantes.
En Bélgica, acudió al Parlamento Europeo y de paso visitó la planta de Volkswagen.
Dice que fue por trabajo legislativo.
Que el 80% lo pagó “de su salario”.
Y que viajó en clase turista, no como “los hipócritas de la 4T”, como los ha calificado a los morenistas.
Pero reducir la discusión pública a si voló en turista o en primera clase es insultar la inteligencia de los ciudadanos.
El fondo no es el tipo de asiento, sino el tipo de resultados.
¿Qué beneficios concretos trajeron estos viajes?
¿Qué leyes, reformas o acuerdos se han derivado de esas reuniones que realmente impacten al ciudadano de a pie?
Nada.
Solo fotos bien encuadradas, paseos en bici en Bruselas y discursos decorativos.
Harvard, pero sin tesis.
Parlamento Europeo, pero sin propuestas legislativas tangibles.
Y mientras Camarillo hace check-in en aeropuertos internacionales, el PRI que dirige en Puebla se desmorona en silencio.
Su gestión al frente del partido ha sido un ejercicio de abandono.
La estructura está pulverizada, los comités municipales sin rumbo, las finanzas en números rojos y la militancia desmoralizada.
Ni un solo liderazgo emergente, ni una narrativa política clara.
El PRI en Puebla es hoy un cascarón que sobrevive más por inercia que por convicción.
Pero la inercia se acabará un día.
Resulta cínico presumir austeridad cuando se usan recursos públicos —directos o disfrazados de salario— para hacer turismo político.
Y más aún, cuando el partido que encabeza está en estado de coma.
La verdadera congruencia no se mide por el asiento en un avión, sino por el compromiso con la gente y los resultados que se entregan.
Camarillo debería dejar de compararse con la 4T, no porque tenga razón o no, sino porque ese discurso solo distrae.
El verdadero problema no es lo que hacen los otros, sino lo que él no ha hecho.
No ha reconstruido el PRI, no ha conectado con la base, no ha generado propuestas de fondo.
Solo ha acumulado kilómetros y unos cuantos likes.
En política, como en la aviación, no importa tanto la clase en la que vuelas, sino el destino al que llegas.
Y hoy, el PRI con Camarillo va directo al vacío.
Tiempo al tiempo.
Otra vez, el infierno blanco del Atoyac.
La espuma tóxica brota como un síntoma visible del fracaso de una política hídrica que ha privilegiado el negocio sobre el derecho humano al agua.
Un nuevo video que circuló en redes sociales, difundido por la Defensa Colectiva del Agua en Puebla.
No es nuevo en contenido, pero sí en desesperación.
Once años de cobros por “saneamiento” y el río sigue apestando a corrupción e indolencia.
El fin de semana el gobernador Alejandro Armenta, anunció que se nombrará un comisionado del agua para verificar zonas con desabasto.
¿Entonces el SOAPAP?
¿No era su función operar, regular y vigilar el servicio?
¿Y Gustavo Gaytán, su director, qué estuvo haciendo todos estos años?
El SOAPAP, que en teoría debería ser el rector del sistema de agua potable y saneamiento, se ha limitado a ser un buzón de quejas, además de un firmante de convenios.
Desde la concesión a Agua de Puebla en 2014, este organismo pasó de ser operador a mero espectador, sin capacidad de control real sobre lo que hace —o deja de hacer— la empresa privada.
Es cierto, la ciudad vive una emergencia hídrica.
Las juntas auxiliares, colonias populares y municipios conurbados llevan en algunos casos, hasta semanas sin agua.
No olvidemos que Agua de Puebla ha recaudado más de mil 200 millones de pesos por concepto de saneamiento en los últimos años, según estimaciones de la Auditoría Superior del Estado.
Y el Atoyac sigue igual o peor.
Las espumas tóxicas, como las del video, no solo contaminan el agua; contaminan también la credibilidad del sistema.
El Atoyac vuelve a rugir con espuma tóxica.
Esa alfombra blanquecina que flota sobre el cauce no es solo un contaminante, es una afrenta al discurso oficial, un recordatorio de que las promesas de saneamiento, vendidas como grandes logros desde 2014, quedaron enterradas bajo capas de simulación institucional.
¿Quién ha obligado a Agua de Puebla a rendir cuentas sobre los niveles de tratamiento?
¿Por qué SOAPAP, siendo la autoridad responsable, permite que cada temporada regrese la espuma, las descargas ilegales y la negligencia ambiental?
Lo cierto es que el SOAPAP ha sido omiso, y su actual director, Gustavo Gaytán, ha guardado un silencio cómplice frente al deterioro del afluente más emblemático de la región.
Ahora Armenta ha tomado el problema en sus manos.
“Yo espero que Agua de Puebla nombre ya al comisionado. Va a haber un comisionado que se encargue de verificar dónde no hay agua y dónde hay que llevar el agua”, dijo.
Tiempo al tiempo.
El 27 de julio de 2023, la pasada administración del ayuntamiento de San Miguel Xoxtla, encabezada por Guadalupe Siyancan Peregrina Díaz, hizo un acuerdo en lo oscuro con Agua de Puebla para Todos y SOAPAP.
El acuerdo detalla que el pozo 4 de Xoxtla, vital para el municipio, será explotado para que la otra mitad de su agua se destine a la zona metropolitana de Puebla, dejando solo la otra mitad para los habitantes locales.
Peor aún, la operación y los costos de energía recaen en el municipio, mientras Agua de Puebla se lleva la mejor parte: los cobros.
¿A cambio de qué?
Deja muchas dudas.
La imposición que refleja el abuso de poder de la concesionaria, que opera bajo la complacencia del SOAPAP.
El documento menciona al director del organismo Gustavo Gaytán Alcaraz, quien debería vigilar como opera la concesionaria Agua de Puebla y no ser su aval.
Recordemos que el año pasado ahí mismo en Xoxtla, donde Agua de Puebla, usando maquinaria del SOAPAP, perforaba pozos sin aviso a los habitantes de que se llevaban su agua mientras priorizaban sus intereses comerciales.
Los pobladores de Coronango gritaron, protestaron.
Uno los vecinos lo descubrieron y clausuraron simbólicamente, junto a Ternium
Otro junto a la autopista.
Y un tercero sí fue clausurado por Conagua ya en la localidad
Pero ¿quién pagó las consecuencias? Nadie.
Gaytán y los directivos de Agua de Puebla siguen intocables, tejiendo sus redes de acuerdos opacos que asfixian a los municipios más humildes.
Este patrón de opacidad no puede ser casualidad.
El acuerdo con Xoxtla no exime de responsabilidad a los directivos de Agua de Puebla ni a Gaytán, quienes parecen tener un historial de decisiones que benefician a la capital a costa de los municipios más vulnerables.
Hoy, en mayo de 2025, la actual administración de Xoxtla y su población siguen lidiando con las consecuencias de este acuerdo.
La escasez de agua no se resuelve con promesas de tanques de almacenamiento, como solicitó la entonces presidenta municipal al gobernador, si el recurso ya está comprometido para otros.
¿Quiénes avalaron estos tratos?
¿Qué intereses económicos o políticos los respaldan?
¿Dónde está la justicia?
Parece un atraco a plena luz del día, orquestado por una concesionaria que actúa como si el agua de los pueblos fuera su herencia personal, con el SOAPAP como cómplice silente.
La falta de transparencia en la gestión del agua sigue siendo un lastre para Puebla, y mientras no haya rendición de cuentas, municipios como Xoxtla seguirán pagando el precio.
El agua no puede seguir siendo un botín para los poderosos, en este caso, Agua de Puebla para Todos.
Es imperativo que se investigue a fondo a los directivos de Agua de Puebla y a Gustavo Gaytán.
Tiempo al tiempo.
Basta con entrar a Facebook y escribir “licencia Puebla” para encontrarse con una colección de anuncios descarados que ofrecen licencias de conducir “en sistema”.
Aunque 2030 parece lejano, Olivia Salomón ya se mueve con rumbo.
Su llegada a la Lotería Nacional la colocó en la escena federal, pero también le abrió reflectores locales.
Lo interesante es cómo aprovecha cada momento, como el reciente sorteo del 5 de mayo en Puebla, donde fue arropada por la clase política.
En México ya no se censura. Se “administra el contenido”.
Se “protege al ciudadano de la desinformación”.
Se “fortalece la soberanía digital”.
Qué bonito.
Qué creativo.
Qué peligroso.
La Feria de Puebla 2025, que arranca este 24 de abril, no es solo una celebración; es un termómetro político y social que define el pulso de la entidad.
Mientras miles de familias abarrotaban balnearios en Atlixco o se refrescaban en las albercas de Agua Azul este Sábado de Gloria, en el Hospital del IMSS La Margarita ocurría otra escena, mucho menos festiva.
Grupo Proyecta, parece que cedería al gobierno de Puebla dos hectáreas para viviendas para policías, pero no es de gratis.
Traza Gobierno de Puebla ruta de limpieza y rescate del Río Atoyac
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