El encuentro tuvo una duración aproximada de 2.5 horas y se centró en la guerra en Ucrania. Al concluir, ambos mandatarios describieron la reunión como productiva: Trump mencionó haber logrado “gran progreso” y “muchos puntos acordados”, mientras Putin alabó el tono "amistoso" y abogó por una cooperación renovada entre las naciones.
A diferencia de encuentros anteriores más reservados, esta vez Trump fue acompañado por su secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial Steve Witkoff, entre otros altos funcionarios. Por su parte, la delegación rusa incluyó al ministro de Exteriores Sergey Lavrov.
La elección de Alaska como sede resultó simbólica: se convirtió en la primera ocasión en la que un presidente ruso visita ese estado, territorio que Rusia vendió a EE.UU. en 1867.