Ciudad de Puebla, Pue. —La inestabilidad política que vivió Puebla durante casi ocho años, tras el gobierno de Rafael Moreno Valle, dejó un saldo económico y social que hoy representa un reto monumental para el actual gobernador, Alejandro Armenta. Durante este periodo, la entidad tuvo ocho gobernadores, en mandatos que duraron desde apenas un día hasta poco más de cuatro años, lo que interrumpió de forma constante la continuidad de políticas públicas.
Un análisis realizado por el periodista Ricardo Morales, autor de la columna Serpientes y Escaleras, destacó que el gobernador Armenta asumió el cargo con el compromiso de devolver la estabilidad al estado, mismos que reconoció recientemente que “es muy difícil cuantificar lo que Puebla pudo haber perdido en esos años”, aunque admitió que “hubo más retroceso que avance”. El mandatario espera completar un sexenio completo para revertir parte del daño.
En su columna de este miércoles, Morales con uso de la Inteligencia Artificial realiza un análisis de la situación que enfrentó el estado de Puebla y retoma declaraciones de analistas, cifras estadísticas y comparativos a nivel nacional, para obtener un acercamiento a las pérdidas que tuvo Puebla en esa etapa convulsa en el gobierno del estado.
Según el economista Anselmo Chávez Capó –describe en su columna –, entre 2016 y 2022 Puebla creció a un ritmo promedio de apenas 0.05% anual, muy por debajo del promedio nacional que osciló entre 1.5% y 2% en el mismo lapso (previo a la pandemia).
Este bajo crecimiento se atribuye en gran parte a la falta de continuidad en proyectos estratégicos, especialmente de infraestructura. Un ejemplo claro fue la administración de Miguel Barbosa, durante la cual se criticó la escasa inversión en obra pública, particularmente en la zona metropolitana.
¿Cuánto perdió Puebla? Si la economía del estado hubiera crecido al ritmo nacional, su PIB en 2022 habría sido entre 8% y 10% mayor. Eso representa una pérdida estimada de entre 50 mil y 65 mil millones de pesos (aproximadamente 2 mil 500 a 3 mil 250 millones de dólares al tipo de cambio de 2022).
Pobreza: una oportunidad desperdiciada
En 2022, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) reportó que el 55% de los poblanos vivía con al menos una carencia social. Aunque más de medio millón de personas salieron de la pobreza entre 2020 y 2022, la entidad seguía por encima del promedio nacional (36.3%).
Expertos como Miguel Calderón Chelius coinciden en que la inestabilidad política obstaculizó la aplicación de programas sociales sostenidos y efectivos. Se estima que si Puebla hubiera seguido la tendencia nacional en reducción de pobreza, al menos 300 mil personas más podrían haber salido de esa condición.
Inversión extranjera: potencial desaprovechado
En 2023, Puebla captó mil 200 millones de dólares en Inversión Extranjera Directa (IED), ubicándose entre las primeras del país en ese rubro. Sin embargo, ese éxito no fue constante en los años previos.
La inestabilidad generada por las muertes inesperadas de gobernadores como Martha Erika Alonso (2018) y Miguel Barbosa (2022), así como los constantes relevos en el poder, provocó desconfianza entre inversionistas. Empresarios han manifestado a Armenta la necesidad de estabilidad para desarrollar proyectos a largo plazo.
De haberse mantenido un entorno político predecible, Puebla podría haber captado entre 10% y 20% más de inversión extranjera al año. Esto equivale a una pérdida acumulada de entre 720 y mil 440 millones de dólares entre 2016 y 2022.
Seguridad: sin estrategia sostenida
En mayo de 2025, Puebla registró 2 mil 870 denuncias por robo, 886 por violencia familiar y 516 por lesiones. Además, delitos como corrupción de menores y extorsión aumentaron. Solo el 10.3% de la población declaró tener “mucha confianza” en la policía estatal en 2024.
La rotación constante de gobiernos impidió la consolidación de políticas de seguridad efectivas. La explosión por una toma clandestina de gas en 2021 es solo un ejemplo del deterioro en este rubro. Expertos estiman que una gestión estable pudo haber reducido la incidencia delictiva entre 20% y 30%, con un impacto económico directo y en la percepción social de seguridad.
Educación: el analfabetismo sigue presente
En 2020, la tasa de analfabetismo en Puebla fue del 6.96%, una cifra muy superior al promedio nacional del 4.7%. Esto refleja el rezago educativo derivado de la falta de continuidad en programas comunitarios y políticas públicas efectivas.
De haberse alineado al promedio nacional, unas 150 mil personas más podrían haber sido alfabetizadas entre 2016 y 2024, según estimaciones realizadas con el apoyo de Grok, la inteligencia artificial de la red social X.
Una factura difícil de saldar
Sumando todas las estimaciones, Puebla pudo haber perdido entre 2 mil 500 y 3 mil 250 millones de dólares en Producto Interno Bruto, y entre 720 y mil 440 millones de dólares en inversión extranjera directa. Socialmente, se calcula que la inestabilidad dejó en la pobreza a unas 300 mil personas que pudieron haber salido de ella, y en el analfabetismo a otras 150 mil.
En materia de seguridad, la falta de estrategia pudo haber costado hasta 30 mil millones de pesos por los delitos no prevenidos ni combatidos eficazmente.
Otros factores que agravaron el rezago
La pandemia de Covid-19 entre 2020 y 2022 también impactó severamente a Puebla, como a todo el país, pero los expertos coinciden en que el problema local fue más profundo. La falta de contrapesos en el gobierno de Barbosa, por ejemplo, y la débil implementación del estado de derecho contribuyeron a la vulnerabilidad institucional.
La combinación de estos factores generó un rezago estructural que hoy enfrenta el gobierno de Armenta con una carga histórica: reconstruir lo que no se hizo en casi una década.