Al cerrar la llave de los dólares a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), se terminó el flujo a organizaciones civiles con tintes políticos para tener gobiernos a modo. Una de ellas: Mexicanos contra la Corrupción, de Claudio X. González. Sí, el artífice de la alianza PRIANRD que terminó con la derrota estrepitosa de Xóchitl Gálvez el pasado mes de junio. Esta agencia distribuía “ayuda exterior de carácter no-militar, cooperando con los países receptores en las áreas económica, agrícola, sanitaria, política y humanitaria”. Pues fue Elon Musk el que exhibió las porquerías que financiaba esta organización. Incierto aún cuánto dinero se le dio, acusó el multimillonario que era una fachada para que la CIA operara a mansalva en todo el mundo. Dijo que tuvo un sesgo "increíble y políticamente partidista, abrazando causas radicalmente de izquierda en todo el mundo, incluidas cosas que son antiamericanas". A ver, a ver, a ver, ¿izquierda? Y entonces, ¿porqué daba dinero a organizaciones de derecha en México? Simple, no es cuestión de ideologías, ni partidos, sino de quienes se sublevan para responder a los intereses gringos. Por ejemplo: dieron 1.5 millones de dólares para la “diversidad” en empresas de Serbia, 70 mil dólares en un musical en Irlanda, 47 mil en una ópera trans en Colombia y 32 mil para un cómic trans en Perú. “Los estadounidenses no deberían pagar por esto”, afirmó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. Ahora entendemos por qué esa oposición a la 4T está berreando de coraje: les retiraron el billete para que vivan como pachás egipcios, solamente gritando al estilo de Alazraki, Lozano y Ferriz como corifeos de George Soros.
Es cuanto.
Fuerza ante las bravuconadas
La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, mostró templanza ante el bravucón de su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump. Y no es fácil tratar con un sujeto que destila xenofobia, racismo y rabia contra todo lo que suene, huela o tenga algo que ver con México. Por eso, la mandataria mostró firmeza en su trato con el bulleador color naranja. Pero una línea de lo que dijo el magnate brincó: decir “que le debemos dinero”, ah chis, ah chis, ¿de dónde? Ah, de la balanza comercial, en un tratado que se hizo con sus reglas, que lo firmó él, y ahora ya no le gusta porque “subvencionan los (pobrecitos) estadounidenses a México y Canadá”. Sí, sí, sí, los odiadores de turno de la 4T, AMLO y Sheinbaum dirán que “se arrodilló”, escupirán que “lo ordenó ‘ya sabes quién’”, híjole, de veras, unas pastillas de Pasiflora para calmar los nervios les caerían bien. Porque ya no es crítica de si hizo lo correcto o no, es furia, rabia por el simple hecho de estar en contra del progresismo. Un bolillo o una torta fría les calmará la acidez estomacal y del alma.
Es cuanto.
