En entrevista con la periodista Azucena Uresti para Radio Fórmula, el comunicólogo poblano dijo que la activación digital a través de esa herramienta era para solicitar —de manera voluntaria— a enlaces de comunicación de las distintas dependencias, solamente a estos funcionarios que tienen a su cargo esa tarea, el apoyo para difundir información gubernamental en redes sociales.
La aclaración de Tomé Cabrera viene muy bien a cuenta, por la tergiversación y dolo con que se pretendía torcer esa información.
Incluso, vayamos más allá, y saludamos al sentido común: si en la herramienta solamente participaba en los enlaces de Comunicación, ¿de dónde diablos sacaron que se hostigaba a todos, todos, todos, los empleados del gobierno del Estado, para que apoyaran las publicaciones en redes sociales?
Solamente una mente perversa, que busca un beneficio económico, podía concebir tal aberración y difundir tal mentira.
Lo que no se mide, no se puede mejorar y no se puede evaluar. De ahí que las llamadas activaciones a redes sociales, de una u otra manera, se tienen que medir.
Incluso hay empresas, unas más profesionales que otras, que se dedican a medir eso que se llama escucha social, que no es otra cosa que registrar y graficar los impactos que tienen las conversaciones en redes sociales.
La explicación de Tomé es impecable, quien quiera seguir tergiversando lo único que demostrará es su mala fe y su muy, pero muy mala leche.
















