Para la celebración del séptimo aniversario de la Transformación —como ella lo ha llamado— el Zócalo capitalino se verá pletórico y festivo.

Con base en experiencias anteriores, lo previsible es que ahí se reúnan entre 200 mil y 250 mil personas.

El músculo popular es un buen termómetro para medir la capacidad de movilización, por un lado, pero también el respaldo con el que cuenta Claudia Sheinbaum.

A pesar de las campañas negras de la oposición, esta semana se dieron a conocer dos encuestas de probada seriedad que colocan el aval ciudadano hacia Sheinbaum por arriba del 70%.

Pareciera que no hay tema —por más que se alimente artificialmente— que pueda poner en aprietos al actual régimen. Sin embargo, los responsables de la imagen pública de Palacio Nacional y del partido en el poder deben mantenerse atentos, porque como ha anunciado la derecha, “se viene lo peor”: campañas negras, mentiras, estridencias y montajes, todo con el propósito de menguar, dividir y erosionar la popularidad de la presidenta de la República. Popularidad que, en muchos casos, se transfiere a distintos actores del movimiento —Morena— aunque para muchos de ellos sea inmerecido, pues únicamente se cuelgan de la fuerza de Claudia Sheinbaum.

Por lo pronto, la 4T celebrará la gran convocatoria del sábado, que contrastará con el puñado de personas que participó en la marcha opositora, que mintieron al llamar “de la generación Z”.

La fuerza que ha demostrado la presidenta a nivel nacional también se refleja en Puebla, donde el gobernador Alejandro Armenta tiene una aprobación cercana al 70%, de acuerdo con distintas mediciones.

El morenista ha enfrentado campañas negras y el acoso de comunicadores de aviesas intenciones, literalmente pagados por la oposición para golpear su administración, pero no han logrado menguar la fuerza que radica en su cercanía cotidiana con los poblanos.

El músculo popular, tanto a nivel nacional como en Puebla, se mantiene sólido y 2027, con su cita en las urnas, está prácticamente a la vuelta de la esquina.