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Hay distintas apreciaciones aritméticas, pero todas coinciden en que la deuda heredada por el morenovallismo, por las obras faraónicas, en su mayoría innecesarias, y en todos los casos infladas abusiva y estratosféricamente en su costo, ronda los 37 mil millones de pesos, que terminarán de pagarse en el año 2039.

Además de las persecuciones extrajudiciales, la violación sistemática a los derechos humanos, el elitismo y clasismo desde la administración pública y los abusos de autoridad, el precio de la corrupción de esa etapa cuasi fascista y oscura de Puebla no tiene parangón en la historia de la entidad y puede ser considerado uno de los peores saqueos en la historia del país.

Tan solo por la edificación, vía APPs, del Centro Integral de Servicios (CIS), el Museo Internacional Barroco (MIB) y la Plataforma Audi, hasta el año pasado, la deuda se calculaba en 10.3 mil millones de pesos.

Por las líneas de la Red de Transporte Urbano (RUTA) que se construyeron en ese periodo, entre 2011 y 2018, que prometió que serían de primer nivel, como el de la Ciudad de México, pero que fue apenas un espejismo, el monto fue de más de 22 mil millones de pesos, según reportó, en enero de 2024, la administración anterior.

RUTA está actualmente en uso, ha crecido y ha terminado por ser de utilidad, pero solamente luego de cientos de adecuaciones que representaron mayores costos, pues en su origen acarreó un mar de inconsistencias y yerros, que la hicieron en su arranque un torpe e ineficiente sistema de transportación en la ciudad de Puebla.

El ex gobernador, ya desaparecido, Rafael Moreno Valle Rosas falleció en un percance aéreo el 24 de diciembre de 2018, pero la deuda que heredó por las obras que, en su mayoría realizó bajo el esquema de APPs (Asociaciones Público Privadas), prevalecerá todavía por una década y en total sumará casi un cuarto de siglo de un pasivo descomunal.

Todo ese recordatorio de lo que costaron las obras morenovallistas a los poblanos viene a cuenta por el llamado del gobernador Alejandro Armenta, emanado del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), quien ha denunciado el saqueo que se dio en esa etapa de la administración pública en Puebla, que de sí ya acarreaba un perverso sistema de corrupción.

Sin eufemismos, muy a su estilo frontal, Armenta rechazó el modelo de obra pública que saqueó al pueblo y que endeudó al estado durante los gobiernos del neoliberalismo, principalmente en referencia al del desaparecido Rafael Moreno Valle Rosas.

“Nuestro gobierno realizará obras sin que sean mega fraudes, sin que sean mega saqueos y sin que sean mega deudas”, dijo en su conferencia mañanera del jueves pasado.

El mandatario poblano reveló que por el Museo Internacional Barroco se pagan 523 millones de pesos anuales de intereses solamente, por el monto total de 8 mil millones de pesos vía APPs, de una edificación de Tablaroca, insustancial, que está en la zona de Angelópolis. Hoy ha tenido que dársele utilidad, porque de por sí es un gasto descomunal para las y los poblanos, que terminará de pagarse hasta en el año 2039. Un abuso demencial.

El estilo faraónico del morenovallismo también dejó un saqueo de esa dimensión.

¿Dónde quedó ese dinero?

¿Quién o quiénes son los beneficiarios de los intereses que se pagan hoy por las obras que, suponemos, pactó él con entes privados y empresarios rapaces?

Mega saqueo: el ejemplo más feroz del neoliberalismo depredador lo tuvimos en casa.

Desde que se hizo el Museo Internacional Barroco se sabía que era un gasto superfluo, una obra faraónica.

Sin ambages y sin rodeos, el gobernador Alejandro Armenta calificó como “delincuentes de cuello blanco” a aquellos empresarios gandallas que se beneficiaron del erario, de las ganancias que obtuvieron por las Asociaciones Público-Privadas (APP) y los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS).

Tras el régimen de sistemáticas violaciones a los derechos humanos, de abusos permanentes y que exacerbó la de por sí grave desigualdad que sufre Puebla; luego de la horda de ladrones que hizo del gobierno un modelo de negocios; después de la conscupiscencia de una clase política que hoy ha huido enriquecida; al pasar la noche oscura de la cuasi dictadura de ocho años del morenovallismo, que arregló elecciones y perpetró fraudes, han pasado ya dos años y poco más de cuatro meses de un gobierno que llegó en 2019, con Miguel Barbosa Huerta a la cabeza.

Próximamente revisará 140 condiciones del contrato firmado con Audi, anunció el gobernador

Se trata de situaciones halladas en la Estrella de Puebla, la ciclopista elevada, la remodelación del estadio Cuauhtémoc y el Tren Turístico

El gobernador encabezó la entrega del acta de los predios del “Parque Cholula”, mismos que fueron arrebatados por el morenovallismo

Prácticamente desde el día mismo del fallecimiento de Rafael, aquel 24 de diciembre de 2018, nadie en el Partido Acción Nacional (PAN) hace evocación política alguna sobre el morenovallismo. El desprestigio de ese régimen es descomunal en Puebla y se lee así también en muchas otras partes del país.

A dos años de la muerte del ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas y su esposa Martha Erika Alonso Hidalgo, hay que diferenciar, para el análisis, la tragedia humana que representa su ausencia para sus familiares y sus amigos verdaderos, de la aciaga herencia de deuda, abusos y corrupción que dejó ese periodo que trajo a Puebla oscuridad y que es de sobra conocido como morenovallismo.

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