• 27 de Abril del 2024

Una doncella más astuta que el zar, un cuento serbio/¿De qué va?

 

 

Juan Norberto Lerma

El cuento Una doncella más astuta que el zar es un historia que relata el enfrentamiento entre dos personas inteligentes y que son hábiles e ingeniosas para responder cualquier pregunta razonable o disparatada. La historia es un cuento tradicional serbio, en el que se refleja la situación económica de una familia que vive en el campo. El padre está sumido en la pobreza y tiene una hija, la cual se distingue por su categoría para expresarse y que se muestra hábil, conocedora de la gente, audaz e inteligente.

En este cuento vemos cómo se enfrentan dos inteligencias, la del zar, que se comporta de una forma malévola, irónica y cruel. Del otro lado, la inteligencia de la muchacha es sorprendente, porque sabe responder cualquier pregunta y resolver los embrollos que ponen en peligro a su familia.

El narrador de la historia nos dice que un hombre tenía una hija que era muy inteligente, la desgracia de ella y de toda la familia era que les había tocado en suerte ser pobres. Sin embargo, la joven hacia cuánto podía para mantener en orden la casa y además le enseñó a su padre palabras suaves y cordiales para que mendigara en las calles.

Una tarde, el padre de la muchacha llega a la ciudad y se sitúa cerca del palacio. El hombre comienza a pedir a las personas que lo ayuden, pero lo hace con un lenguaje educado y amigable, y para su desgracia, el zar lo escucha y le llama la atención su forma de hablar.

De inmediato, el zar le dice a uno de sus ministros que llame al hombre. En cuanto lo ve le pregunta quién le enseñó a hablar y cómo es que con ese lenguaje pide a las personas que lo ayuden a sobrevivir. El hombre le responde al zar que su hija fue la que lo enseñó a hablar, porque ella es una mujer inteligente. Para burlarse de la inteligencia de la muchacha y castigar al padre, el zar le dice a uno de sus siervos que le entregue al hombre aquel 30 huevos y que se los lleve a su hija. Le advierte que si en 30 días no logra que empollen, a él lo encarcelará y lo someterá a tortura.

El hombre llega a su casa muy afligido y le cuenta a su hija lo que ocurrió con el zar. La hija se da cuenta que los huevos están cocidos y que es imposible que empollen. El hombre se espanta y teme que lo torturen. La muchacha le pide a su padre que se calme y le dice que ella resolverá todo. De inmediato, la joven pone al fuego una olla con agua y arroja dentro un puñado de habas.

Al día siguiente, la joven le dice a su padre que el zar va a pasar por los campos vecinos, que le salga al paso y que de la olla saque algunas habas y que le pida al cielo que le permita tener buena cosecha. El hombre obedece a su hija y cuando el zar lo escucha, lo llama y le pregunta cómo es que espera tener una buena cosecha de unas habas que están cocidas. El hombre le responde que de la misma forma en que él espera que de los huevos cocidos salgan pollos.

El zar se da cuenta que no fue el hombre el que formuló esa respuesta ingeniosa, sino la hija del sujeto, y entonces prepara otra estratagema. Les dice a sus guardias que detengan al hombre y que lo lleven al palacio. El zar le entrega una madeja de hilo y enseguida le ordena que con esa madeja construya una cuerda, la vela de una embarcación, y todo cuanto se requiere para navegar en un barco. Le advierte que si no lo hace, le cortará la cabeza.

El hombre llega a su casa y le cuenta a su hija lo que le ocurrió en el palacio. Ella lo escucha y le pide que no se preocupe, le asegura que ella arreglará todo. A la mañana siguiente, la joven le entrega a su padre un trozo de madera y le ordena que se lo lleve al zar y que le diga que le fabrique un caballete, un huso, y cáñamo, y que cuando él lo haya fabricado, entonces ella hará todos los utensilios para el barco.

Cuando el zar escucha la respuesta de la muchacha se queda asombrado, pero piensa con rapidez en otro truco para engañar a la muchacha. En una esquina del salón de su palacio ve un vaso y le dice al hombre que se lo lleve a su hija y que le diga que con él vacié el mar y que en el fondo deje un campo.

Estos cuentos serbios pertenecen a la tradición oral, son historias que se repitieron durante cientos de años hasta que en 1825 los recopiló el filólogo Vuk Stefanovic Karadzic. En todos los textos hay sorpresas, magia, juegos verbales, y una fantasía desbordada que junta varios mundos y los embellece.

En las historias serbias se refleja el orden social de la época en que fueron creadas y también describe los caracteres y aspiraciones de los personajes, junto con la concepción del mundo en aquellas épocas