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Vaya exhibida que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo dio al usurero de ultraderecha: Ricardo Salinas Pliego, dueño de televisión Azteca y de las tiendas que abusan de sus clientes, de la cadena Elektra, al exhibir que su supuesta pretensión de postularse a la Presidencia de la República es únicamente porque no quiere pagar impuestos.

La llegada a México del programa La Base América Latina, de Canal Red (propiedad del español Pablo Iglesias, que no es santo de nuestra devoción, ni demonio de nuestra invocación), provocó una oleada de reacciones.

El miedo se veía, el desconcierto era evidente, las cámaras de Televisa llevaron hasta los hogares mexicanos un hecho inédito en la historia del periodismo local: la detención, en vivo, de una supuesta banda de secuestradores.

En estas lides del periodismo, como en muchas áreas de la vida, la forma es fondo.

No sólo es un deudor fiscal, también tiene la lengua larga, y a la vez se pone el disfraz de víctima ante quien quiera escucharlo.

El dueño de Grupo Salinas, Ricardo Salinas Pliego, sacó a sus huestes a despotricar contra el Gobierno federal porque, ¡oh, Yisus!, son tan malos los funcionarios de la 4T que quieren que pague los impuestos que debe.

Estos días han sido de hechos que podemos calificar como “raros”, para que no andemos diciendo: “¡universo, sorpréndeme!”. Sin un orden en específico, aquí un recuento y su democrático análisis, en nuestro estilo.

En un ejercicio inédito, no sólo en el país, sino en el mundo, millones de mexicanos y mexicanas salimos a votar por los miembros del Poder Judicial.

Recientemente, los “renombrados libertarios” Javier Milei (habitante de la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo en Argentina) y Ricardo Salinas Pliego (dueño de Elektra, empresa mexicana de agiotismo por excelencia) han invocado una visión dogmática de la "libertad", definida como “el respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad”.

Convertidos en una verdadera mafia, los concesionarios del transporte público buscan, con las viejas prácticas, que les aumenten la tarifa del pasaje a 19 pesos, sin medir las consecuencias que habría en la entidad poblana por este capricho.