Ahora, las tiendas no sólo chinas, sino coreanas y hasta japonesas pasan por la lupa de este funcionario, que donde ha llegado, da resultados. Tan sólo este martes, encabezó, junto al secretario de Desarrollo Económico y Trabajo del estado, Víctor Gabriel Chedraui, un operativo en Sudia Home Club, una de las tiendas chinas más grandes de Puebla, donde incautaron 3 mil artículos. La encomienda es simple: si tienen cómo comprobar que no es mercancía de contrabando, adelante. Pero, además, encontraron algo en estas acciones: quienes laboraban en estos establecimientos, la mayoría jóvenes, no tienen prestaciones, los explotan, trabajan de más y si algo les pasa, simplemente los dejan a su suerte. Ah, y tampoco les pagan el salario mínimo. Y a esto se suma que traen mercancía irregular provoca daños a industrias clave en nuestro país, como la textil y la del calzado. Dentro de ese cúmulo de circunstancias, carecen de permisos de las autoridades municipales para operar. ¿Acaso estos empresarios —en su mayoría orientales— no siguen las reglas? ¿O son de aquellos que escapan a las estrictas regulaciones chinas? Creyeron que en México podían hacer las cosas a su modo, llegaron haciendo su relajo, sin imaginar que se toparían con Santiago Nieto. Pues ahora ya lo saben.
Es cuanto.
Aunque no nos guste
Estos operativos del IMPI, Comercio Exterior y demás dependencias estatales y federales tienen varios motivos. Uno de ellos, es que al ser aliados de Estados Unidos (aunque no nos guste) y con el que tenemos un tratado comercial, se les está cerrando el cerco a las importaciones chinas, para que le compremos todo a nuestro socio, aunque lo que vendan se fabrique en China. Sí, así de irónica es nuestra situación. ¿Lo malo? Compartimos 3 mil 145 kilómetros de frontera, el comercio entre ambas naciones es de 720 mil millones de dólares en 2023, y cientos de miles de mexicanas y mexicanos trabajan en Estados Unidos, quienes mandaron en 2024 un total de 64 mil 745 millones de dólares, es decir, el 3.4% del PIB nacional. Más complementados no podemos estar. Ojalá, Donald Trump lo entendiera, pero si sigue con las amenazas de bombardear a las zonas narcas, amagos, faltas de respeto e imposición de su santa voluntad, lo único que hará es mandarnos a los brazos de China, como hicieron los demócratas gringos con Rusia.
Es cuanto.
