Y es que las y los legisladores iban a realizar su primer informe de actividades el próximo 18 de agosto, en el CCU de la BUAP. Obvio, iban a echar la casa por la ventana (a cargo del erario, ¿de qué otra forma iba a ser?), pero no tuvieron en cuenta algo: unos días después se realizará el acto republicano de la presidenta Claudia Sheinbaum, el cual se llevará a cabo el próximo lunes 1 de septiembre de 2025, en el Salón Tesorería de Palacio Nacional. Primero lo primero, se olvidaron las y los parlamentarios de un hecho. Podría ser un ligero error, pero en temas política “la forma es fondo”, “antes del 2 va el uno”. Aún no entienden eso. Ya tenían todo preparado, hasta la manufactura de dos videos, de esos que sirven solamente para alimentar su enorme ego (de esos hablaremos en otra entrega, tiene jiribilla), nada más les faltaba presentarse y recibir a los miles de invitados. Se quedaron con las ganas con una llamada telefónica hecha desde el edificio de la colonia Tabacalera. De un lado de la línea, Liz Sánchez, la senadora del PT; del otro: el diputado federal, Ricardo Monreal Ávila. Además, las cosas no están como para andar despilfarrando dinero, ni tampoco la percepción ciudadana es favorable para el Legislativo. Algunos, algunas siguen sin entender.
Es cuanto.
Cierran el cerco
El caso Jeffrey Epstein se cierra en torno a la línea de flotación del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Las narrativas (como la de su vicepresidente, JD Vance, que lo liga a la izquierda y a los demócratas) ya no pegan; las “cajas chinas” no impactan y cada vez más la gente del otro lado de la frontera percibe que el magnate naranja miente y sí está relacionado con el fallecido pedófilo. Cometió un gravísimo error y estamos viendo las consecuencias: prometer, en campaña, que iba a hacer públicos los archivos del caso y su famosa lista de cómplices, para (tres Doritos después) recular (y ya sabemos cómo les dicen a los que reculan) y meter en un cajón de lo más recóndito de la Casa Blanca el caso, durmiendo el sueño de los justos. No importaron las demandas, las declaraciones, las víctimas, las investigaciones. Como buen tirano, ordenó esconder todo (y si se puede quemar, mejor), enterrar debajo de la alfombra porque está involucrado. El último reporte que se difundió en redes es la entrega, por parte de Trump, de un billón de dólares a Epstein en lo que duró la amistad que ahora niega. Ni Judas fue tan miserable.
Es cuanto.
