¿Es buena idea? Veamos. Todos lo sabemos, en las cercanías hay ambulantes, franeleros, aparcamiento en doble fila, paraderos de transporte público que bloquean, por momentos, la circulación vial. Sin embargo, basta un ejemplo de que funciona “a medias” la propuesta. La Unidad Médica Familiar número 2, ubicada en la avenida 9 Oriente, tiene ya parquímetros, y aunque sí hubo algunas mejoras, como el retiro de ambulantes, aún persiste la presencia de los “viene-viene”. ¿El caos? Persiste por la vialidad, ya que es por donde transitan numerosas rutas del transporte público. Donde podría funcionar es en La Margarita, sobre todo en la avenida Fidel Velázquez, ya que el desorden es la constante. A unos metros del hospital está la base de la ruta 76, donde se forman varias unidades, hasta en doble fila (con lo que eso representa). Además que el ambulantaje campea a sus anchas y aunque cumplen una función, estorban a quienes caminan por la banqueta (sin tomar en cuenta al tianguis sobre ruedas que se instala los fines de semana). Tal vez, cuando lo inauguren, sería digno de análisis su instalación en la zona de San Alejandro, para evitar que se repitan escenas antes de que se cerrara en 2017. Pero no sólo tendría que establecerse en los hospitales y clínicas del IMSS, también en los nosocomios del Sur y el Norte, del ISSSTE y hasta del ISSSTEP (como el de San Manuel). Debería el Gobierno de la Ciudad de estudiar si es viable o no. Ya veremos.
Es cuanto.
Sin argumentos
Hay quienes ya se han pronunciado sobre la reforma electoral de la presidenta Claudia Sheinbaum… ¡sin haberla visto! Increíble cómo, tanto en la aldea y la capital del país, hay supuestos “expertos” (que sí lo son, pero les gana el hígado) que se atreven a afirmar que la iniciativa (no se ha presentado, conste) va a concentrar el poder. Para ver los profundísimos análisis, hay que ver dos materias: el mensaje y el mensajero. Es decir, quién lo dice y en dónde. Un ejemplo lo dio la propia mandataria: los exconsejeros del IFE/INE, quienes vivían como reyezuelos y hasta se daban el lujo de ser clasistas, como el conspicuo Lorenzo Córdova Vianello, quien fue exhibido, en el 2015, cuando despreciaba a las y los indígenas. Ahora, mediante un amparo, busca que su nombre sea retirado de los libros de texto gratuitos de sexto de primaria, en los que (según el argumento) se le retrata como una persona discriminatoria y violenta. El problema es que los libros ya se repartieron, y son más de 82 millones. Pos, ¿qué pretende? ¿Que se tiren a la basura? En fin, argumentos. Otros personajes que luego de su paso por la institución se volvieron conservadores y opositores, pretenden que se les tome en cuenta para la reforma. En fin, el chiste se cuenta solo.
Es cuanto.