La mayoría de los docentes, que quede claro, estamos diciendo “la mayoría” centra sus esfuerzos en lograr los requerimientos que el sistema les demanda, sin embargo, al realizarlo, se enfrentan ante una sociedad de doble vinculo, la cual por un lado es severa al emitir juicios hacia el desempeño de los actores educativos, y por otro, se muestra permisiva hacia la educación que se debe impartir a los estudiantes, lo que ha desatado diferentes tipos de violencia hacia el magisterio, no solo hablemos de violencia de género, psicológica o verbal, sino también física. Este tipo de eventos se han vuelto noticias comunes y el normalizarlas solo nos deterioran como sociedad, limitando cada vez más la labor docente y generando en el mismo, estrés, agotamiento, desgaste y desmotivación para desempeñar plenamente su profesión.
Tengamos presente que la responsabilidad es un valor, el cual debería ser vivenciado en todas las áreas de la sociedad, en la salud, el deporte, la cultura, la política y la religión, este tipo de actuar centrado en la corresponsabilidad, permitiría lograr el sueño de una sociedad justa, equitativa e inclusiva, que garantice los derechos humanos y la dignidad de todos, con fuertes lazos de solidaridad, cohesionada y dinámica, donde la principal función de los maestros fuera brindar una educación en la que los alumnos utilicen una amplia gama de conocimientos para adaptarse y contribuir plenamente en la construcción de una sociedad mejor, sin embargo y como consecuencia de no darse la corresponsabilidad por cada una de las partes, no se dan los resultados que como ciudadanos esperamos, es entonces cuando se voltea la mirada hacia los docentes, exponiéndolos como los principales responsables de las carencias existentes en la sociedad.
Sin la finalidad de polemizar, la responsabilidad de los cuerpos legislativos para promulgar leyes a favor de la seguridad y bienestar docente, es una tarea que parece estar olvidada, sin tener presente que la aplicación de una correcta legislación, no solo impactaría en asegurar la dignidad laboral y profesional de los docentes, sino principalmente en la calidad de la educación.
Para concluir, es necesario resaltar que los afectados ante una sociedad carente de responsabilidad, no son algunos, somos todos, ya que mantenemos un vínculo de supervivencia básica, satisfacción de necesidades, así como de desarrollo emocional, intelectual y de seguridad, que no solo recae en el desempeño de las instituciones educativas, sino en el actuar que tenemos diariamente cada uno de nosotros y en el trabajo constate que realizamos para ser mejores seres humanos y contribuir a una mejor sociedad.
Dra. Greta Mayra Elizondo Olarte
Dr. Sinai Humberto Romero Prado
Docentes del cuerpo académico del Instituto Normal Quevedo
















