Las urnas de 2025 han enviado un mensaje contundente al mapa político nacional. Los resultados en Virginia, Nueva Jersey y la ciudad de Nueva York no solo representan triunfos electorales, sino también una señal directa de los votantes hacia los gobiernos en turno: apoyo condicionado, vigilancia activa y exigencia de resultados. La lectura política de estas elecciones no tiene que ver con la victoria y la derrota, sino sobre la ciudadanía reiterando su papel como contrapeso y motor de cambio.

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en uno de los factores de cambio más significativos de nuestro tiempo. Sus aplicaciones atraviesan la economía, la política y la vida cotidiana, y en el terreno educativo plantean un desafío de enorme alcance: ¿cómo garantizar que esta revolución tecnológica contribuya al desarrollo regional sin profundizar las desigualdades que ya marcan a América Latina?