• 24 de Mayo del 2025
Álvaro Ramírez Velasco

Álvaro Ramírez Velasco

Aunque en una primera votación encontró rechazo en la Cámara de Representantes, sigue peligrosamente viva la propuesta legislativa de gravar con un impuesto de 5 por ciento las remesas que envían al extranjero personas que no tengan la nacionalidad estadounidense y que, se calcula, afectará a más de 40 millones de trabajadores y trabajadoras quienes, desde Estados Unidos, mandan cotidianamente dinero a sus países de origen.

En el caso mexicano, que en 2024 alcanzó una cifra récord de 64 mil 745 millones de dólares (mdd), que enviaron paisanos y paisanas, el golpe impositivo sería de alrededor de 3 mil 237 millones 250 mil dólares, si se mantiene ese nivel de remesas, que de sí se incrementa cada año.

Es un botín casi bucanero que pretende cobrar la administración del republicano Donald John Trump, para paliar los problemas presupuestales que enfrenta.

La propuesta es promovida por los congresistas republicanos en la Cámara de Representantes de la Unión Americana y, aunque fue rechazada, con otras iniciativas, la semana pasada, volverá a votarse con altas posibilidades de ser avalada.

Para Puebla, que en el año 2024 recibió 3 mil 366 millones de dólares de remesas (casi 64 mil millones de pesos, a un tipo de cambio de 19 pesos por dólar), el golpe impositivo representaría 168.3 millones de dólares.

Esa cantidad, equivalente en pesos, a 19 pesos por dólar, importa 3.2 mil millones de pesos, que ya no recibirán las familias de las paisanas y los paisanos, pues ese dinero se quedará en las arcas estadounidenses.

Por muchas razones, principalmente por las reglas del Tratado de Libre Comercio, la sola pretensión del gravamen es ilegal, pero además es injusta y absurda, porque en realidad 80 por ciento de los recursos que con su trabajo generan los paisanos y las paisanas, se queda en Estados Unidos, en impuestos y gasto, y solamente 20 por ciento llega a México vía las remesas, como ha venido estableciendo la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en distintas y recientes ocasiones.

No hay que olvidar, además, que los mexicanos contribuyen, también con sus trabajos y esfuerzo, a 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos, de acuerdo con un documento que ha venido actualizando la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

El impuesto sería un abuso, en caso de concretarse, pero hay todavía mucho que puede hacer la administración de Sheinbaum Pardo, como iniciar un litigio para demandar que se respeten las reglas que, desde 1994, se establecieron en el Tratado de Libre Comercio, además del cabildeo directo con los congresistas demócratas y algunos republicanos, que han mostrado sensibilidad con los migrantes.

Hay que poner énfasis en que ese gravamen de 5 por ciento a las remesas no solamente se aplicaría a los indocumentados, sino también a aquellos que cuentan con permisos para su estadía y laboran en Estados Unidos.

Los únicos exentos serían aquellos que cuentan con la nacionalidad estadounidense, entre quienes también hay bastantes connacionales y paisanos y paisanas poblanas que envían cotidianamente dinero.
Trump tiene problemas económicos.

Y Donald quiere que paguen los migrantes.

Esos a quienes tanto golpea, al menos con su beligerante y bipolar retórica.

En la mañana de este lunes, el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, anunciará cambios en su gabinete; se trata de relevos en tres secretarías y otras posiciones estatales, así como nombramientos concatenados en delegaciones poblanas del Gobierno de México.

La sintonía que hay con la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo quedará nuevamente a la vista, especialmente con las designaciones en las delegaciones.

Quien busque ansioso pistas en los nombres y pretenda ver claves en los perfiles de los nuevos nombramientos, para hacer lucubraciones y armar historias artificiales de política-ficción, muy al estilo aldeano de algunas plumas poblanas, estará viendo el arbusto y no el bosque.

El único jefe en la administración pública estatal es Alejandro Armenta, y es él y solamente él quien, con base en sus atribuciones constitucionales, define los relevos que, por cierto, obedecen a una estrategia general de reforzamiento, y sólo en un caso se trata de un tema de definición personal que fue consensuado con el mandatario.

En ningún relevo está implicada una falla, sino que se trata de reforzamientos.

Se seguirán equivocando los rabiosos conspiradores cuando la noche del domingo en sus columnas suelten veneno e inventen las tramas que les dictan desde la ultraderecha; seguirán errando.

En la Secretaría de las Mujeres estatal, por un tema de definición personal, dejará la responsable la histórica luchadora de la izquierda en Puebla, lopezobradorista de cepa, Virginia González Melgarejo, "Vicky
Melgarejo
", como la conocemos; habrá una encargada de despacho, mientras se concreta el nuevo nombramiento.

En Bienestar se va Javier Aquino Limón, del equipo del exmandatario Sergio Salomón Céspedes Peregrina. Irá a una delegación federal.

En tanto, hay ojos que ven al subsecretario y ex esgrimista olímpico, Édgar Chumacero Hernández, como el más viable para esa posición.

Luego, se confirmará el adelanto que hizo el propio gobernador y dejará la Secretaría de Desarrollo Turístico, la excampeona mundial de karate, Yadira Lira Navarro.

En su lugar llegará el hasta ahora subsecretario de esa dependencia, Carlos Márquez Pérez, un funcionario de muy sólida experiencia; fue jefe de Oficina de Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo del expresidente Andrés Manuel López Obrador.

También habrá una media decena de cambios en otras posiciones.

La mañanera de este lunes, convocada a las 9:30 horas en el Salón Juan N. Méndez del Centro Integral de Servicios (CIS), tendrá ese interesante ingrediente de la revelación de los nuevos nombramientos.
Otra vez, para que usted no le ande creyendo a los amanuenses: se trata de reforzar la administración que encabeza Alejandro Armenta.

Y lo demás, que seguramente vamos a leer, son puros chismes.

Con una alza considerable, de casi 10 puntos, en la aprobación popular a su estrategia de seguridad, economía y un giro positivo, que la catapultó en el ánimo social, por el manejo acertado de la crisis contra el mandatario estadounidense Donald John Trump, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo alcanzó en abril, en distintas mediciones, el aval ciudadano más alto de que se tenga registro histórico, desde que se hacen estas mediciones cotidianas a los jefes del Ejecutivo federal.

En el estudio de El Financiero, publicado el 5 de mayo, alcanzó 81 por ciento, con la integración de distintos componentes, como seguridad, economía y el diferendo con Trump.

En tanto, este lunes se publicó la encuesta de FactoMétrica y Reporte Índigo, también de abril de 2025, en donde se evalúa el desempeño en combate a la inseguridad, pobreza, transparencia y erradicación de la corrupción. A la pregunta “¿Cómo califica el desempeño de la presidenta Claudia Sheinbaum?” 76 por ciento respondió que “bueno o muy bueno”.

Esas dos mediciones la colocan como la presidenta mejor evaluada de la historia del país.

Las otras referencias anteriores son de Andrés Manuel López Obrador, quien alcanzó en 2019, al cumplirse los 100 días de su administración, una aprobación de 78 por ciento; en tanto, el priísta Ernesto Zedillo Ponce de León, el 15 de octubre de 1997, alcanzó 74.8 por ciento de aval ciudadano.

Al llegar a siete meses de su administración -asumió el 15 de octubre de 2024-, Sheinbaum Pardo no solamente ha logrado borrar los comentarios mal intencionados de que sería una extensión del ex presidente, sino que ha mostrado firmeza, eficiencia y capacidad asertiva de conciliación.

También ha puesto un sello muy personal al ejercicio del poder, a la vez que ha logrado consolidar el liderazgo de México en el concierto latinoamericano y ha llamado la atención de todo el mundo por su solidez como jefa de Estado y de Gobierno.

No es una exageración considerar que es la mujer gobernante más poderosa del mundo, percepción que se fortaleció con la forma contundente, con cabeza fría y dignidad, con que defendió la soberanía nacional ante los embates retóricos bipolares de Trump, quien ha terminado por reconocer una decena de veces que es una “mujer maravillosa”, además de que ha retomado su programa de prevención de adicciones.

La medición de abril de “El Financiero” la ubicó en 81 por ciento de aprobación, lo que significa que incluso muchos de aquellos y aquellas que el 2 de junio de 2024 no votaron por ella, hoy reconocen como positiva su administración.

De acuerdo con las cifras oficiales, Claudia Sheinbaum ganó la presidencia con 59.76 por ciento de los votos emitidos. Si tomamos esa cifra como una referencia y hacemos el comparativo con su actual aval ciudadano de 81 por ciento, quiere decir que más de 20 por ciento más de ciudadanos se han sumado a la aprobación de su mandato.

Entre los rubros que midió “El Financiero”, tres llaman la atención:

La percepción sobre su Estrategia Nacional de Seguridad, que de 49 por ciento creció a 57 por ciento con una opinión favorable.

Por cierto, que este 10 de mayo, se registró el día con menos homicidios dolosos de lo que va del sexenio.

De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública (SESNSP), se registraron 46 homicidios dolosos, lo que constituye el número más bajo de casos en la actual administración. Aunque uno solo es demasiado, no se puede desdeñar el recuento oficial que, al final, es un termómetro inequívoco sobre la inseguridad.

La economía y su solidez es otro de los aspectos en que la presidenta sale muy bien evaluada. La opinión favorable pasó de 68 por ciento en marzo a 74 por ciento en abril.

El otro rubro destacado en la medición de abril que realizó el medio de comunicación y que se publicó el pasado 5 de mayo, tiene que ver con la relación con Donald Trump, en donde 50 por ciento de los consultados la ve positiva.

El aplomo con que Sheinbaum ha encarado al estadounidense y no se dejó intimidar por su agresiva retórica, que quedó solamente en eso, pues no se impusieron aranceles a los productos mexicanos, ha sido clave en el nivel de su aprobación doméstica.

Qué lejos quedaron las descalificaciones opositoras, los rabiosos adjetivos, los presagios perversos.


La cifra dice mucho y lo dice bien.

La Puebla de los despojos, que con tanta contundencia han sido denunciados recientemente, es el escenario de un artero abuso contra una mujer de 80 años, a quien con mentiras, presuntas falsificaciones, grietas procesales y flagrantes delitos, han pretendido despojar de su patrimonio.

Con la meta de conseguir al menos 10 millones de militantes -aunque muy probablemente obtenga mucho más-, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) se perfila a convertirse en una maquinaria electoral invencible en 2027, con suficiente fortaleza para refrendar el triunfo en la Presidencia de la República en 2030; la ruta se ve lejana, pero la aritmética se advierte sólida.

No solamente ha matizado la beligerancia de una retórica recurrentemente bipolar –que un día amenaza y el otro halaga- contra México, sino que además los números muestran que el republicano Donald John Trump es agresivo en el discurso antiinmigrante, pero resulta mejor aliado de los indocumentados –o un enemigo menos duro- que sus antecesores, especialmente los demócratas.

Cuando el 18 de marzo de 1938, el general Lázaro Cárdenas del Río emitió el decreto para concretar la Expropiación Petrolera, las 17 empresas extranjeras que explotaban abusivamente el recurso en suelo mexicano y sus países de origen, Estados Unidos e Inglaterra, se opusieron, al igual que un puñado de nacionales -algunos de ellos luego fundarían el Partido Acción Nacional (PAN)- y lanzaron una campaña feroz, rabiosa e irracional contra quien es considerado el mejor presidente mexicano de toda la historia.

Alfonso Ramírez Cuéllar impulsa en Puebla la elección de jueces y magistrados por voto popular y eliminación del fuero político

Algunos se hacen llamar “empresarios”, otros se creen decentes porque roban con cuello blanco y usan corbatas; algunos son abiertamente pandillas agrupadas en “organizaciones sociales”; otros más están a la caza de los problemas de la gente, o son creadores de éstos, para luego aparecer como “solucionadores”; hay quienes buscan permanentemente la transa, el abuso y la ventaja perversa, como modus operandi; y unos sin escrúpulos, literalmente, matan y asesinan para conseguir -todos igual- y saciar sus intereses, conservar privilegios mal habidos y enriquecerse brutalmente. Son los beneficiarios del caos, a los que está combatiendo la administración de Alejandro Armenta.

Apenas ha cumplido dos meses y medio de su regreso a la Casa Blanca y las protestas en contra de Donald John Trump por todo Estados Unidos son la muestra abundante de que sus políticas fascistas son inaceptables.

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