Lo hizo con un tono firme y matizado, dejando claro que su gobierno se guía por los principios de izquierda, pero con un límite definido: la defensa del pueblo por encima de intereses particulares.
“Somos respetuosos de las opiniones y las libertades.
Aunque no siempre coincidimos, las respetamos plenamente”, afirmó. Sin embargo, puntualizó que esa libertad no puede convertirse en pretexto para dañar la salud, la economía o la seguridad de los ciudadanos.
Armenta ejemplificó con casos concretos: el rescate de las explanadas del estadio, que ahora pueden usarse sin pagar cuotas; la intervención contra cobros ilegales a transportistas en mercados; y la acción de la autoridad frente al uso de un menor de edad como mototaxista para distribuir droga.
“Cuando actuamos contra estos abusos, no estamos en contra del pueblo, estamos del lado del pueblo”, sostuvo.
Con una identidad marcada por su formación en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), reiteró su postura:
“Soy un gobernador progresista, nacionalista y humanista. Emanado de una universidad pública, estoy en contra del capitalismo abusivo”.
Para el mandatario, el equilibrio es claro: defender la libertad, pero impedir que se utilice como escudo para la ilegalidad.
“Siempre vamos a estar con el pueblo: todo el pueblo, nada fuera del pueblo”, concluyó.
