Padecen de falta de imaginación, discurso, ideas y sólo se dedican a hacer campañas de contraste. Que si Noroña se fue en tal vuelo, que si la presidenta hizo un guiño, que si AMLO hizo un viaje a “no-sé-dónde”, que si Alcalde mostró una mueca… Es decir, están tan pendientes de que alguien cometa un simple error para irse, ipso facto, a las redes sociales y desperdigar hiel, comparando lo hecho por otros actores, acusando incongruencia, incoherencia, en actitudes propias de gente miserable y que no tiene vida. Sí, sí, sí, podrán decir que son muy patriotas o les interesa mucho el país, of course, pero no. Lo único que quieren es regresar por sus intereses, los cuales fueron arrebatados para devolvérselos al pueblo. Un ejemplo es Brozo, alias Víctor Trujillo, quien pasó de comediante a payaso, a analista político (el chiste se cuenta solo), y este fin de semana se mofó, de la forma más grotesca, de la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde. La pieza, para no darle difusión, no es una sátira (género que es válido) sino una miseria que habla más del autor que de la aludida. Terminaron siendo un circo, con más esperanzas de volver a disfrutar de los privilegios del poder en el PRIAN que con una idea de gobierno distinto. Y para que les siga dando coraje: la presidenta Claudia Sheinbaum sigue con alta calificación, según la encuesta que este lunes publicó Reporte Índigo. Y en la aldea, las cosas están prácticamente igual. O peor.

Es cuanto.