En una decisión polémica, cambió el orden de los asientos en sus conferencias de prensa, a los medios tradicionales, como CNN, AP, Washington Post y The New York Times, los mandaron a gayola, mientras que influencers, youtuberos y podcasters tomaron las primeras filas, lo que sacudió al periodismo institucional. Pero lo que generó indignación en la vieja guardia fue la razón: “La gente ya no se informa a través de los viejos canales. Estamos hablando directamente con ellos donde están”, indicó la funcionaria. ¿Por qué importa? Pues la mayoría de los influencers, youtubers –sin menospreciar- no cuentan con lo que tenemos los periodistas: experiencia en áreas como redacción, edición, investigación y el contraste. Lo que sí, la batalla de los micrófonos (La Granja Humana dixit) se salió de control y nos pone en la palestra que no sólo está en riesgo la libertad de expresión, sino que la información, y lo que consume. ¿Memes o columnas? Trump y su comitiva crearon otra guerra: la mediática. Ahí está su ejemplo, fachos, conservadores y ultras, que ponen a Estados Unidos como un paladín de la libertad de expresión, y acusan a los “comunistas” (sic) de la 4T de limitaciones o amenazas.
Es cuanto.
Panorama local, difícil
Lamentablemente, personajes de la aldea, como Joaquín López-Dóriga (a quien agarraron con la cuba en la mano en plena transmisión –avísenle, pues), Ciro Gómez-Leyva (qué costumbre de poner guiones a los apellidos, cual monarcas), entre otros, la audiencia metió en un mismo saco a todos los periodistas, lo mismo están haciendo gobiernos como el de Estados Unidos. Por eso no sorprende que los influencers, podcasters o youtuberos tengan altísimas audiencias, con miles de seguidores en vivo, porque dicen lo que el público quiere escuchar. Y hay para dar y repartir. ¿Quiere información (sesgada, claro) que le pegue a la 4T? La hay, y mucha (como Atypical TeVe). ¿Quiere noticias que critican al establishment? Claro que existe. Esta es la realidad mediática.
Es cuanto.