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La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, tomó una medida que ha generado controversia, pero muestra la realidad de la relación prensa-poder en Estados Unidos.

Cuando se acaban los argumentos, comienzan los insultos.

La Real Academia de la Lengua Española define combativo como “dispuesto o proclive al combate, a la contienda o a la polémica”. El periodismo es un ejemplo de esa palabra, pero sobre todo en el último concepto, es decir, polémica, entendida esta como controversia, lo que implica la “discusión de opiniones contrapuestas entre dos o más personas”.

La Unión Popular de Vendedores Ambulantes (UPVA) 28 de Octubre fue, en su momento, un defensor de las causas de la gente más desprotegida, a la que cobijó, le dio una oportunidad y con eso se hizo de un nutrido grupo de seguidores.

Ahora que la narrativa de la derecha fue expuesta como una mentira, en el caso del rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, nos recordó un hecho histórico en el que todos los medios de comunicación, en 2011, se sometieron al gobierno de Felipe Calderón, con el fin de no publicar hechos violentos.

Sin entrar en estridencias, este lunes se hizo tendencia en redes sociales el ¿comunicador?, ¿comediante?, ¿escritor?, Yordi Rosado.

Por su labor en los medios de comunicación fueron reconocidos Gloria Mejía, Tania Damián, Armando Álvarez y Carlos Martín Huerta Macías.

Una foto que este martes a las 19:00 horas, subió a su cuenta de X (antes Twitter) el líder sindical del Ayuntamiento de Puebla, Gonzalo Juárez Méndez, y un texto periodístico que apareció horas después, del columnista Rodolfo Ruiz Rodríguez, debe alertarnos sobre la relación que se establece entre la función pública genuina y las desmedidas lisonjas en medios, en paralelo con ataques rabiosos en los mismos medios y con las mismas firmas.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, inició con el pie derecho sus llamadas “Mañaneras del Pueblo”, una continuación del ejercicio que empezó Andrés Manuel López Obrador. Y lo hizo de forma elegante, reafirmando el Humanismo Mexicano que prometió en campaña. Con una disculpa pública por los crímenes de Estado que se cometieron el 2 de octubre de 1968, mostró la mandataria que tiene altura de miras, busca reconciliar al pasado con el presente para un futuro mejor. Es, además, una cachetada con guante blanco a la monarquía española, esa que desdeñó con soberbia y arrogancia la petición de crear un entorno y una historia conjunta por los hechos sucedidos en la Conquista. También hay que tener humildad y sentido común para aceptar que el mundo en el que estamos cambió. Punto para la presidenta.