Y le agregamos: “se sube a un ladrillo y se marea”. Estas dos frases se aplican a rajatabla a la apropiación de un colectivo que busca, a su conveniencia, beneficios que rayan en lo político. “Voz de los Desaparecidos” comenzó como un grito desesperado para localizar a un hijo, pero ahora tiene una plataforma en la que proteger sus intereses. ¿Por qué? Pues porque la razón de María Luisa Núñez, según el portal Así lo Dice Puebla, era encontrar a su hijo, lamentablemente lo halló sin vida. Sin embargo, el colectivo ya tenía su presencia mediática con acciones concretas, pero al condicionar apoyos, ayudas, a decir quién sí y quién no, se tergiversa el objetivo. “Reportes periodísticos y testimonios de familiares de víctimas revelan cómo ha convertido el colectivo en una estructura de presión, manipulación y beneficios. Se ha señalado que condiciona el acompañamiento de casos, exige recursos a autoridades y bloquea a quienes no se alinean con sus intereses. Lejos de sumar, ha creado una red que decide qué víctimas merecen atención… y cuáles no”, dice la nota firmada por Chester Hernández en el portal referido. Y pone un ejemplo contundente: “Uno de los casos más indignantes es el del activista Sergio Rivera Hernández, desaparecido en 2018 por oponerse a un megaproyecto hidroeléctrico. Su familia recurrió al colectivo, confiando en su supuesta misión. Lo que recibieron fue promesas rotas y abandono. Todo apunta a que hubo un acuerdo con quienes querían silenciar el caso. ¿Cómo se explica que un colectivo que presume buscar desaparecidos deje de buscar… a conveniencia?”. Hasta aquí la larga cita. Por ello, resulta contradictorio que María Luisa busque un lugar en la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, pues administra recursos, brinda atención (sesgada) y la legitimización de búsquedas se hace a modo. Es decir, es un botín político con el que da ayuda a quien ella quiere, no a quien lo necesita. “María Luisa Núñez ya no representa a las madres buscadoras. Representa a una estructura de control y simulación. Y mientras ella se apropia de la lucha, cientos de mujeres reales siguen buscando a sus hijos en silencio, lejos del espectáculo, pero con una dignidad que no necesita reflectores”, concluye el artículo periodístico. Y sí, la lucha, cuando recibe recursos públicos y pierde su esencia, se pervierte, se politiza.
Es cuanto.