Lo suyo es golpear a la Presidenta de la República y al gobernador de Puebla, aunque reciban apoyos y contratos generosos, con lo que financian su carrera y alimentan sus egos y su materialismo.
En la vida no se puede ser ni timorato ni fingir demencia: o se está con la gente que requiere ayuda o se está en su contra; o se está con la derecha rabiosa que pide incluso intervenciones extranjeras, o se está del lado de la verdad, de los datos y los hechos precisos, que al final de cuentas es el ejercicio del periodismo puro.
La duda es por qué algunos comenzaron una campaña mañosa y tramposa, para intentar que se viera como un “fracaso” la visita de la Presidenta de la República. Una campaña que, por cierto, retomaron luego los abiertos enemigos de la verdad.
En principio, lo único que se viene a la mente es que se trata de “fachos” disfrazados de “progres”, de nostálgicos del fascismo morenovallista, o simples machitos misóginos, que ahora se sienten muy frustrados de que una mujer haya llegado a Palacio Nacional.
Qué raro que se conviertan, voluntaria o involuntariamente, en jefes de las mafias de las redes sociales poblanas que, desde el anonimato atacan, insultan y mienten, con tal de cobrar unas cuantas monedas que algún enemigo de la Cuarta Transformación (4T) les avienta al piso.
¡Que su poesía los redima!