Históricamente, los concesionarios del transporte público son barriles sin fondo, las ganancias nunca son suficientes, pero además, pagan mal a los choferes (los verdaderos sostenes del sistema de movilidad urbano), los tienen sin prestaciones, y son quienes, además, tienen que soportar horarios inhumanos, malos tratos (tanto de sus jefes como de los propios usuarios) y las vicisitudes de andar por la ciudad (tráfico, clima, entre otros) y una pésima alimentación. Sí, siempre como sociedad criticamos su animalesca forma de conducir. Pero también está la otra parte. Por ello, ver que los dueños del volante mandan a sus huestes pisoteadas a pedir un aumento al pasaje, resulta contradictorio. Son carne de cañón, pues. Pareciera mucho pedir, pero si los trabajadores exigieran cuentas a sus patrones, otro cantar sería. Demandar una tarifa de 19 pesos es criminal, no sólo impactaría al bolsillo de las y los poblanos, sino que seguramente dispararía el índice inflacionario. En eso no piensan, of course, pues sólo ven por sus intereses. Si para los concesionarios no es buen negocio el transporte, pues que la devuelvan y se dejen de estupideces.
Es cuanto.
Virrey de quinta
Claudio X. González Guajardo, el hijo, el júnior tóxico (como lo calificó de forma elegante la presidenta Claudia Sheinbaum) es un seudo dirigente de la derecha que su único logro es haber unido, por interés, al PAN, PRI y PRD en su causa, que es el control total y absoluto del poder. No pudo con AMLO, no podrá con Claudia, menos podrá tener al Poder Judicial de su lado, único reducto que le queda para realizar sus operaciones corruptas. Este lidercillo, su único mérito es ser hijo del dueño de Kimberly-Clark, quien obtuvo canonjías al amparo de la Presidencia de Carlos Salinas, del que fungió como asesor. Claudio Xicoténcatl, su verdadero nombre, cada vez pierde más fuerza, a menos que, al estilo de las películas de El Padrino, por no decir algo más, tenga amarrados a políticos, empresarios y dirigentes sociales con base en chantajes, si no, no se entendería porqué sigue encabezando a la oposición a la 4T. Por lo pronto, en Puebla no es bienvenido, según dijo el gobernador electo, Alejandro Armenta, en un debate tuitero el fin de semana. No cabe duda: el talento brinca una generación. O dos.
Es cuanto.